
Perpetua y Felicidad son dos mártires cartaginesas del siglo III.
Vibia Perpetua, una joven madre de 22 años, era de familia noble y nacida en Cartago; con ella fueron encarcelados Saturnino, Revocato, Secóndulo y Felicidad, que era una joven esclava de la familia de Perpetua; todos ellos catecúmenos.
Escribió en prisión el diario de su arresto, de las visitas que recibía, de las visiones y de los sueños, y siguió escribiendo hasta la víspera del suplicio.
“Nos echaron a la cárcel y quedé consternada, porque nunca me había encontrado en lugar tan oscuro. Apretujados, nos sentíamos sofocar por el calor, pues los soldados no tenían ninguna consideración con nosotros”.
A los cinco encarcelados se unió su catequista Saturno y, gracias a él, todos pudieron recibir el bautismo antes de ser echados a las fieras y decapitados en el circo de Cartago, el 7 de marzo del año 203.
Felicidad estaba para dar a luz a un hijo, y rezaba para que el parto llegara pronto para poder unirse a sus compañeros de martirio.
Así sucedió, y el niño nació dos días antes de la fecha establecida para el inhumano espectáculo en el circo. Fue un parto muy doloroso, cuando un soldado comenzó a burlarse: “¿Cómo te lamentarás entonces cuando te estén destrozando las fieras?”
Felicidad, llena de fe y de dignidad, replicó:
“¡Ahora soy yo quien sufro; en cambio, lo que voy a padecer no lo padeceré yo, sino que lo sufrirá Jesús por mí!”.
Los escritos de Perpetua formaron un libro que se llama "Pasión de Perpetua y Felicidad", que más tarde la completo con otra Tertuliano, y que narraba cómo las dos mujeres fueron echadas a una vaca brava que las corneó bárbaramente antes de ser decapitadas.
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