HERMENEGILDO

San Hermenegildo (nacido en lugar y fecha desconocidas - +Tarragona, 585)​ fue un príncipe visigodo hijo del rey Leovigildo, y hermano de Recaredo.

Fue educado en el Arrianismo, imperante entre los visigodos de la Península Ibérica por aquel entonces (a diferencia de los hispanorromanos, que eran mayoritariamente católicos).

El reino visigodo alcanzó su apogeo con Leovigildo, que asoció al gobierno a sus dos hijos, Hermenegildo y Recaredo, con el fin de asegurar la continuidad de la monarquía en su propia familia, lo cual le causó muchas conjuraciones surgidas durante su reinado en el seno de la nobleza, las cuales fueron reprimidas (la monarquía visigoda era electiva teóricamente, siguiendo un principio germánico).

La aspiración fundamental del rey visigodo era la unidad política, y creía que la base sólida de ésta estaba en la unidad religiosa a base del arrianismo.
Los visigodos vinieron a España arrianos; ésta fue la gran tragedia de su monarquía y la gran tragedia de España; la diferencia de religión ahondó y exacerbó la que había entre dominadores y dominados, lo que impidió la fusión espiritual de los dos pueblos. Los primeros, germánicos; los segundos, la gran mayoría, hispano-romanos.

En la misma Casa Real había una cristiana: Ingunda, hermana del rey de Austrasia, Childeberto II, y que en el año 579 había contraído matrimonio con Hermenegildo.
Leovigildo, para terminar con aquel malestar doméstico que la causaba tener entre sus muros a una cristiana (que además se había negado a convertirse al arrianismo), decide que el matrimonio se traslade a Sevilla, donde Leovigildo necesitaba un representante de toda confianza.

Lo que sucedió entonces fue que Hermenegildo, en la paz familiar y lejos de influencias arrianas, fue penetrando en la doctrina cristiana, y que le llevan a tratar frecuentemente con el entonces Obispo de Sevilla, San Leandro.
A través de este trato llega al conocimiento de la falsedad del arrianismo, que niega dogmas tan fundamentales como la divinidad de Jesucristo y la naturaleza de la Santísima Trinidad, viendo cómo la verdad está, en toda su plenitud, en el cristianismo.
Hermenegildo abjuró del arrianismo y abrazando así la fe católica, tomando en su bautismo el nombre de Juan.

Mientras tanto, Leovigildo había intensificado sus esfuerzos para conseguir a toda costa la unidad religiosa en el arrianismo. Para ello convoca en Toledo un Concilio de obispos arrianos, que facilita la apostasía, exigiendo sólo la confesión de una fórmula trinitaria herética.
Como esto no basta para atraer a los cristianos, ordena una cruel persecución contra ellos.
La noticia de la conversión de Hermenegildo llega a Toledo, que consigue exasperar aun mas a su padre, que intensifica sus iras para contrarrestar el movimiento hacia el cristianismo que podía seguirse de aquel hecho, y que así fue: en la provincia Bética todos los ciudadanos se agruparon en torno a Hermenegildo, al que ven como el defensor de sus ideales religiosos y políticos.
El príncipe se lanza a la guerra contra su padre.
Es la libertad de los católicos en la profesión de sus creencias la que está en juego; muchas ciudades y castillos se han declarado en favor de Hermenegildo, a la vez que sus embajadores buscan la ayuda de los suevos, los francos y los bizantinos, todos ellos pueblos cristianos.
Pero Leovigildo no está dispuesto a tolerar la rebelión de su hijo, e inicia una campaña en la que conquista Cáceres y Mérida; cortó el paso a los suevos y sobornó al general bizantino, lo que dejó a Hermenegildo sin una ayuda del todo necesaria para sus planes bélicos contra su padre. Resiste heroicamente en Sevilla hasta que, caída la ciudad escapa a Córdoba, donde se acoge al asilo de un templo.
Aquí es donde interviene su hermano Recaredo, que le ofrece en nombre de su padre que se entregue, a cambio de no matarle. Hermenegildo acepta.

Convertido en prisionero fue a parar a Tarragona, en cuya cárcel es coaccionado para que abrace nuevamente el arrianismo.
Hermenegildo no cedió y, manteniéndose fiel a su fe, se negó a recibir la comunión de manos de un obispo arriano.
Fue decapitado en el mismo calabozo. Era el año 585.

Antes de un año, en el 586, fallecía el rey Leovigildo no sin antes recomendar a su hijo Recaredo que se convirtiese al catolicismo, cosa que hizo inmediatamente. A los cuatro años del martirio de Hermenegildo, todo el pueblo visigodo renegaba solemnemente del arrianismo, con lo que se conseguía aquella unidad religiosa que Leovigildo tanto deseara... aunque no de la manera que él deseara.

Fue canonizado en el año 1585 por Sixto V.

Es patrono de los conversos, de la monarquía española (junto con San Fernando), de las Fuerzas Armadas, y de la Guardia Civil de Alquife, España.

Su festividad se celebra el 13 de abril en las iglesias de Occidente, y el 14 de noviembre en las orientales.


MARTIN I

Martín I (Todi; Perugia,Italia,1(¿?) - +Quersoneso Táurico ,Crimea, 16 de septiembre de 655) fue el pontífice 74 de la Iglesia católica romana de 649 a 655.

Diácono de la Iglesia romana, Martín fue elegido Papa para suceder a Teodoro, muerto el 13 de mayo del 649.
Inmediatamente demostró mucha firmeza en la conducción de la Iglesia. Inició su pontificado convocando el concilio de Letrán; concilio que la muerte de su predecesor Teodoro I le había impedido celebrar. En él se condenó el monotelismo​ (doctrina religiosa del siglo VII que admitía en Cristo dos naturalezas, la humana y la divina, y una única voluntad) que el emperador bizantino Constante II quería imponer como solución de compromiso entre la ortodoxia cristiana y el monofisismo (doctrina que niega que en Jesucristo haya dos naturalezas).
La condena de todos los escritos monotelitas, decretada en las cinco solemnes sesiones conciliares, suscitó la furiosa reacción de la corte bizantina

Conocida la noticia en Constantinopla, el emperador Constante II ordenó a su representante en Italia, el exarca de Rávena, Teodoro Calíope, que tomase prisionero a Martín y lo trasladase a la capital imperial. Olimpio no sólo se propuso cumplir las órdenes imperiales, sino que trató de asesinar al Papa por medio de un sicario durante la celebración de la misa en Santa María Mayor: en el momento de recibir la Hostia de manos del Pontífice, el vil sicario sacó el puñal, pero en ese momento quedó repentinamente ciego.
Ante el intento fallido de asesinato con semejante prodigio de por medio, este hecho convenció a Olimpio de cambiar de actitud y a reconciliarse con el santo Pontífice y a proyectar una lucha armada contra Constantinopla.

En el 653, muerto Olimpio de peste, el emperador pudo llevar a cabo su venganza, haciendo arrestar al Martin por medio del nuevo exarca de Rávena, Teodoro Caliopa. Éste, a su llegada a Roma, informó al clero que Martín había sido depuesto como sumo pontífice, obligando a éste a embarcar, el 19 de junio de 653, con destino a Constantinopla, donde arribó el 17 de septiembre de 654, tras permanecer durante casi un año en la isla de Naxos.
En Constantinopla fue juzgado de los cargos de herejía y enemigo del Estado, siendo condenado a muerte el 20 de diciembre de 654.

Tras tres meses de prisión, el emperador le conmutó la pena de muerte por la de exilio en Crimea, donde llegó el 15 de mayo de 655 en una situación física tan deplorable debida al maltrato sufrido desde su detención, que falleció el 16 de septiembre de ese mismo año.


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