
Markus Rey (Sigmaringa, Alemania, 1577 - +Seewis, Suiza, 24 de abril de 1622) fue un presbítero capuchino, y primer mártir de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide (actualmente Congregación para la Evangelización de los Pueblos).
Nació a orillas del Danubio dentro de un hogar católico formado por los aristócratas Juan Rey, de ascendencia española, y Genoveva Rosemberger.
Como era de familia noble, cursó sus estudios en la Academia Archiducal de Friburgo de Brisgovia, donde destacó como un alumno sobresaliente. Manejaba ampliamente el latín, francés e italiano, y siendo muy joven consiguió el doctorado en Derecho Civil y Canónico, con la firme idea de ser el defensor de los oprimidos. También llegó a ser profesor de filosofía y letras.
Durante seis años fue encargado de la educación de varios jóvenes de las principales familias de Suabia (Alemania), a los que llevó por varios países de Europa para que conocieran la cultura y la sociedad de las diversas naciones. Sus alumnos se quedaban admirados del continuo ejemplo de su profesor.
Como abogado, se dedicó a defender gratuitamente a los pobres que no tenían con qué costearse uno. Su generosidad era tan grande que la gente lo llamó "El abogado de los pobres".
Ya desde muy joven renunciaba a estrenar trajes nuevos, y el dinero que con eso ahorraba lo repartía entre los pobres.
Jamás en su vida de estudiante ni en sus años de profesional tomó alcohol, ni nadie lo vio en situaciones que ofrecieran peligro para la virtud. Sus compañeros de abogacía se admiraban de que nunca emplease palabras ofensivas en los pleitos que sostenía.
Un día, el abogado contrario en un juicio le ofreció en secreto una gran cantidad de dinero con tal de que pactaran dar la victoria al rico que había cometido la injusticia; se quedó aterrado al comprobar lo fácil que era para un abogado el vender su alma mediante sobornos y pactos ocultos.
Comienza a pensar seriamente en consagrar su vida a la causa de Dios y de la Iglesia.
Tras un importante tiempo de discernimiento, y por consejo del obispo de Constanza es ordenado sacerdote en 1612 y posteriormente ingresa a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, muy extendida por entonces por Alemania y Suiza, donde recibió el nombre de Fidel.
Apenas terminados los estudios de teología, se dedicó de lleno a la predicación.
Recorrió gran parte de Suiza, Austria y el sur de Alemania, alternando toda su actividad con el cargo de guardián de los conventos de Friburgo, Rheinfelden y Feldkirch.
En Friburgo consiguió la conversión de muchos protestantes.
Cuando llegó la peste del cólera, la gente quedó admirada con Fidel, pues se dedicaba de día y de noche a asistir gratuitamente a todos los enfermos que podía.
Su austeridad y dominio de sí mismo era impresionantes; y su fervor en la oración y en la Santa Misa conmovían a los que lo seguían. Su predicación sencilla, clara, fácil, práctica, suave y amable conseguía grandes frutos, acompañada por la fuerza de quien antes de predicar reza mucho por los oyentes, y después de la predicación sigue rezando por ellos. Era tal el atractivo de sus sermones que hasta los protestantes iban a escucharlo; aunque a otros muchos, este atractivo les llenó de envidia y rabia.
Al saber en Roma los grandes éxitos del padre Fidel que con sus predicaciones convertía a tantos protestantes, la Sagrada Congregación para la Propagación de la fe lo nombró jefe de un grupo de misioneros que tenían que ir a predicar en Suiza, nido de protestantes calvinistas.
El 24 de abril de 1622, Fidel fue invitado por un grupo de protestantes de Seewis con el pretexto de escuchar sus famosas predicaciones. Asistió a la iglesia del pueblo acompañado del archiduque y una escolta de soldados. Al final de la predicación, un grupo armado irrumpió en el templo e intentaron asesinarlo a balazos. Aunque él ya sabía que le esperaba el martirio y había dejado todo en manos de Dios, fue rápidamente evacuado del templo; pero a las afueras sus enemigos le interceptaron y le coaccionaron para hacerse protestante. Ante su negativa, fue brutalmente asesinado a heridas de espada y garrotazos en la cabeza.
Fue sepultado en el convento de Feldkirch, donde había sido guardián, aunque su cráneo se conserva bajo el altar mayor de la catedral de Coira, Suiza.
Fue beatificado el 21 de marzo de 1729 por Benedicto XIII, y canonizado el 26 de junio de 1746 por Benedicto XIV.
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