
San Nicolás, también conocido como San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari (por el lugar donde fueron trasladados sus restos) fue un obispo que vivió en el siglo IV.
Participó en el Concilio de Nicea, condenando las doctrinas del Arrianismo, el cual se negaba a admitir el Dogma de la divinidad de Cristo.
Murió el 6 de diciembre del año 343 en Mira, aunque sus restos descansan en la ciudad de Bari, donde fueron a dar después de que fueran sacados de Turquía tras la Conquista musulmana.
Tras su muerte, se convirtió en el primer santo no mártir en gozar de una especial devoción tanto en Oriente y Occidente, siendo igualmente venerado por las iglesias católicas, anglicanas y ortodoxas.
milagros
Con mas de dos mil templos dedicados a él por todo el mundo, son muchos los milagros que se le atribuyen.
Uno de los de mayor repercusión es el que cuenta que se compadeció de un hidalgo que, habiendo caído en la más absoluta miseria, había prostituido a sus tres hijas. Para remediarlo, San Nicolás echó tres zapatos llenos de oro, durante tres noches, por la ventana del cuarto del padre, y erradicando así su miseria.
En otra versión del mismo, Nicolás dejó caer por la chimenea unas monedas de oro que, milagrosamente, cayeron en unas medias de lana que las jóvenes habían dejado secando. De esta versión viene la leyenda de "Papá Noel", y la tradición de colgar medias o calcetines junto a la chimenea para recibir regalos en la noche de Navidad.

El último milagro más reciente atribuido a San Nicolás ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial durante un bombardeo a la ciudad de Bari (Italia): una madre se separó de su hijo en medio de la confusión; el niño apareció horas después en la puerta de su casa, sano y salvo. Al preguntarle, el niño contó cómo un hombre que describió como San Nicolás lo ayudó, lo protegió en todo momento, y lo llevó de regreso a su casa.
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