LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

La fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José se celebra el domingo después de Navidad, aunque al principio se celebraba el domingo después de la Epifanía del Señor.
Es una fiesta que surgió a partir del siglo XIX en Canadá, y pasó luego a toda la Iglesia a partir de 1920, y que pretende señalar a la Sagrada Familia de Nazaret como "el verdadero modelo de vida" para que nuestras familias se inspiren en ella y puedan encontrar ayuda y consuelo.
María y José, desde un principio, tuvieron que enfrentarse a peligros, carencias y dificultades. No obstante, la presencia de Dios en medio de ellos fortaleció el amor del uno al otro de tal manera que, junto a su Hijo Jesús, lograron salir siempre adelante.
Como familia santa Jesús, María y José son reflejo de la Trinidad, y cenáculo en el que se comparte el amor verdadero.
Esta fiesta de la Sagrada Familia es una invitación a profundizar en el sentido del amor familiar, para luego examinar así la propia situación del hogar y buscar los medios adecuados para que cada miembro de la familia -padre, madre, e hijos- se asemeje cada vez más a la "Familia de Nazaret".
Del Evangelio según san Mateo
Cuando se marcharon, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:
- Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.
Él se levantó, tomó al niño y a su madre y huyó a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”.
Muerto Herodes, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
- Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel; porque han muerto ya los que atentaban contra la vida del niño.
Se levantó, tomó al niño y a su madre y vino a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá; y avisado en sueños marchó a la región de Galilea. Y se fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo que se había dicho por medio de los profetas: "Será llamado nazareno".
SILVESTRE I

Silvestre I, o Silvester(Roma, c.270-285 - +Roma, 31 de diciembre de 335) fue obispo de Roma desde el 31 de enero del 314 hasta su muerte. Se le considera el Pontífice numero 33, y uno de los pocos obispos de Roma que se venera como santo por las iglesias católicas, ortodoxas, armenias, luteranas y anglicanas.
Los datos históricos que se conservan sobre Silvestre son escasos.
El Liber Pontificalis, compuesto entre los siglos V y VI, menciona como información personal que era hijo de un presbítero romano llamado Rufino.
concilio de arlés
En el año 313, el emperador Constantino convocó a los obispos de Occidente a un concilio en Arlés, Francia, el cual tuvo lugar en agosto de 314, ya con Silvestre como obispo de Roma.
Este importante concilio, que reunió a más de 33 obispos occidentales, debía celebrarse "en presencia del obispo de Roma", quien, sin embargo y por razones desconocidas, no acudió, siendo representado por dos presbíteros y dos diáconos, que se limitaron a ser meros observadores. La ausencia de Silvestre pudo deberse bien a su reciente consagración, bien a que desaprobase a que la convocatoria del Concilio hubiese sido hecha por el emperador.
El concilio volvió a condenar al donatismo, y tomó una serie de disposiciones relativas al bautismo, la comunión o incluso la fijación de la fecha de la Pascua, la cual se decidió que "deberá observarse en el mismo día en todo el mundo”, si bien las prescripciones del concilio no fueron tenidas en cuenta por las iglesias de Oriente.
concilio de nicea
En 319, a partir de una doctrina cristológica enseñada por el presbítero alejandrino Arrio, se desató una crisis que afectó profundamente a las Iglesias orientales. Esta doctrina, la cual afirma que Jesucristo "no es de la misma naturaleza" que el Padre, se denominó Arrianismo y su principal oponente fue el obispo Alejandro de Alejandría quien ya en 320 convocó un sínodo local hacia el 320, el cual excomulgó a Arrio, sentencia de la cual se informó a Silvestre, como era usual.
Constantino intentó mediar en el conflicto, pero no pudo lograr el acercamiento de las partes, por lo que confió al obispo Osio de Córdoba la tarea de resolver la crisis; organizando y presidiendo éste un concilio general en Nicea (una ciudad de Asia Menor a orillas del lago İznik; actualmente Turquía), en mayo de 325. a él acudieron unos 1800 obispos.
Silvestre declinó nuevamente su asistencia, esta vez debido su avanzada edad, y envió como legados a los presbíteros Vincencio y Vito, quienes participaron discretamente en los debates.
El Concilio de Nicea condenó finalmente a Arrio, y estableció las bases de lo que siglos más tarde fue reconocido como el "Credo Niceno", además de un cierto número de cánones litúrgicos y disciplinarios, entre ellos el que trata sobre el establecimiento de la fecha de la Pascua, que se fijaría por acuerdo entre las sedes episcopales de Alejandría y Roma.
Se ignora cómo fueron recibidas estas disposiciones por Silvestre pero, en 326, Roma estableció una fecha pascual diferente a la de Alejandría.
La nula participación de Silvestre en ambos concilios fue en su día objeto de críticas.
Su ausencia en ambos concilios creó un precedente que seguiría siendo válido durante los siglos IV y V: la negativa de los obispos romanos a asistir en persona a los sínodos convocados por el emperador cristiano.
Su fiesta se celebra en Occidente el 31 de diciembre, por lo que su fiesta se enmarca en las celebraciones de la víspera de año nuevo o Nochevieja, llamada en muchos países cena de San Silvestre (la Saint-Sylvestre, en Francia y Bélgica o Sint Sylvester Vooravond, en la región flamenca). que coincide con las celebraciones de Fin de año. No obstante, la Iglesia Oriental lo conmemora el 2 de enero.
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