
Francisco de Jasso y Azpilicueta (7 de abril de 1506, Castillo de Javier, Reino de Navarra - +3 de diciembre de 1552, isla de Shangchuan (China), más conocido como San Francisco Javier o Francisco Xavier, Francisco de Javier, o Francés de Jaso, fue un religioso y misionero de la Compañía de Jesús.
Francisco de Javier nació en el seno de una familia noble. Su padre, Juan de Jasso, era Presidente del Real Consejo del Rey de Navarra Juan III de Albret. Su madre fue María de Azpilicueta, que pertenecía a una noble familia de la que formaba parte Martín de Azpilicueta, el llamado "doctor navarrus".
Era el menor de cinco hermanos: Magdalena, Ana, Miguel, Juan y él mismo.
Su niñez estuvo marcada por los hechos históricos que llevaron a la conquista del reino de Navarra por parte del reino de Castilla, dado que su familia estuvo muy involucrada en la defensa de la independencia de Navarra.
En 1524, Francisco Javier, habiendo cursado estudios en diferentes ciudades navarras y culminandolos en Pamplona, decide ir a estudiar a París, a la Sorbona, donde recala en septiembre de 1528. Allí conoció al que sería su mejor amigo, Íñigo de Loyola, posteriormente san Ignacio de Loyola, quien nunca le dejó solo en los momentos difíciles que éste pasó en París, sobre todo en problemas económicos.
Fue en París donde, con otros cinco compañeros, se constituye lo que sería el germen de la Compañía de Jesús.
El 15 de agosto de 1534, finalizados sus estudios en la Sorbona, juran votos de caridad y castidad en la Cripta del Martirio de Montmartre, a la vez que prometen viajar a Tierra Santa. Francisco se quedaría en París otros dos años más estudiando Teología, después de participar en los Ejercicios espirituales junto a Ignacio de Loyola.
En 1537 se reúne con éste para viajar a Italia, donde visitan en Roma visitan a Paulo III para pedirle su bendición antes de emprender el viaje a Tierra Santa; viaje que no pudieron realizar al haber entrado en guerra Venecia con Turquía.
Es ordenado sacerdote el 24 de junio en Venecia. Durante su estancia en la ciudad flotante, y mientras esperaban el barco para ir a Tierra Santa, se dedicó junto a sus compañeros a predicar por los alrededores.
Ante la tardanza del viaje, vuelven a Roma y se ofrecen al Pontífice para ser enviados a cualquier otro lado.
Desde Roma parte hacia Lisboa en 1540, donde comenzará la etapa más importante de su vida: la de misionero. Este viaje a Portugal se debió a la solicitud del embajador portugués en Roma, que pidió, en nombre de Juan III de Portugal, a Ignacio de Loyola y a algunos hombres suyos para enviarlos a las Indias Orientales. Para ese viaje, Francisco sería nombrado por el papa legado suyo en las tierras del Mar Rojo, del Golfo Pérsico y de Oceanía.
En Lisboa estuvieron un tiempo, hasta que fue designado Francisco para ser el enviado a las Indias. En ese tiempo no pararon de predicar el evangelio a los pobres de la ciudad.
El 7 de abril de 1541, día que cumplía 35 años, salió por fin la expedición, llegando a Mozambique el 22 de septiembre; allí se quedaría hasta febrero del año siguiente. Durante su estancia ayudó en el hospital.
Después de efectuar escalas en Melinde (Kenia) y Socotora (Océano Índico), llega a Goa (India) el 6 de mayo de 1542. Prepara un texto divulgativo basado en el catecismo y comienza a predicar la doctrina católica por la ciudad, a la vez que asiste a moribundos, visita a presos y socorre a pobres.
Para lograr un acercamiento más intenso se dedica a aprender la lengua del país; tras rechazar el puesto de director del seminario de San Pablo, se embarca en octubre de 1542 para las islas de la Pesquería, en la costa de Goa, donde permaneció más de un año dedicándose a evangelizar las ciudades cercanas. Allí, junto a otros compañeros misioneros, donde establece un sistema de asignación de territorios a un responsable, el cual debía mantenerle informado del devenir de la misión.
Durante 1544 realizó más de veinte viajes de evangelización.
En 1545 parte a las islas Molucas (Indonesia),y llega a Malaca (Malasia) poco después. Durante tres meses Francisco Javier aprenderá un mínimo del idioma y se familiariza con la cultura local; también traducirá, con ayuda de gentes entendidas, la parte básica de los textos de la doctrina católica.
Sale hacia las Islas de Amborio y Ternate en enero de 1546, después de preparar las Instrucciones para los catequistas de la Compañía de Jesús, llegando a su destino mes y medio después; alli recorre diferentes islas de la región y en una de ellas, Baranula (Ceran), y según cuenta la tradición, un cangrejo le devuelve el crucifijo que había perdido durante una tempestad.
En junio llega a Ternate (Islas molucas, Indonesia), donde permanece tres meses. De allí sale a las islas del Moro, donde pasa otros tres meses. De las islas del Moro emprende viaje de vuelta a Cochín, donde llegaría el 13 de enero de 1548.
Después de realizar labores de reordenación y supervisión de las misiones establecidas en India y Molucas, parte para Japón, junto a sus compañeros Cosme de Torres y Juan Fernández y el traductor Anjirō, el domingo de Ramos de 1549, llegando a tierras niponas el 15 de agosto. Desembarcan en Kagoshima, entonces capital del reino Sur del Japón, y permaneció en esta ciudad durante un año, y en tierras japonesas durante dos años y tres meses. Junto a su compañero Pablo de Santa Fe evangelizó por tierras niponas; para responder a las preguntas que los transeúntes realizaban se valía de un intérprete.
Ante el fracaso de la misión, pensó en citarse con el rey de la zona con la esperanza de que si este se convertía al catolicismo, el pueblo también lo haría; por lo que en 1550 se dirige al norte con esta intención, llegando a Yamaguchi, Sakai y, finalmente a Meaco, donde intenta sin éxito ser recibido por el emperador.
Se traslada a Yamaguchi de nuevo y obtiene del príncipe la garantía de respeto a los conversos al cristianismo. Ante esa perspectiva realiza, junto con sus dos compañeros, una intensa labor de predicación que da su fruto en la creación de una pequeña comunidad católica; muchos de los convertidos son samuráis.
En septiembre de 1551 le llama el príncipe de Bungo, que le permite predicar en esas islas.
Un mes después y dejando algunos conversos, Francisco Javier vuelve a la India. Cuando llega a Malaca se entera de que la India ha sido nombrada provincia jesuítica independiente de Portugal y que él es su provincial.
El 24 de enero de 1552 llega a Cochín (India) y el 18 de febrero a Goa. Después de solucionar algunos problemas de las misiones parte rumbo a China el 14 de abril.
Llegaron a la isla Shangchuan a finales de agosto de 1552, con la idea de evangelizar en China para que esto influyese luego en Japón.
Permanecen a la espera de la llegada de un barco chino que debe introducirles, clandestinamente, en el continente.
Francisco Javier estaba en una choza acompañado de su amigo de origen chino Antonio de Santa Fe. Por las condiciones de pobreza y el gélido viento frío que azotaba la isla, Francisco enfermó gravemente de pulmonía; Antonio lo cuidó esa noche de viernes.
Al amanecer del sábado 3 de diciembre de 1552, Francisco Javier "se durmió en el Señor", cuando contaba 46 años de edad.
Unos portugueses del barco "Santa Cruz" ayudaron a Antonio a introducir el cuerpo en una caja de madera, agregando cal al ataúd y lo enterraron; después de 3 meses lo desenterraron para trasladarlo a Malaca, y vieron como el cuerpo estaba fresco, como si estuviera vivo. Lo metieron en una caja mejor, la untaron con brea y se lo llevaron.
En Malaca lo recibieron con entusiasmo. De ahí su cuerpo fue conducido a Goa, donde a petición de él mismo quiso ser enterrado, llegando su féretro en la primavera de 1554 en medio de un gran recibimiento.
Desde entonces, la ciudad de Goa, en la India, custodia el cuerpo incorrupto de San Francisco Javier en la Basílica del Buen Jesús. Su cuerpo es expuesto al público cada 10 años, en una urna de cristal y plata, convirtiendo a Goa en un lugar de peregrinación de millones de devotos que, después de caminar hasta 10 días para llegar al lugar, esperan hasta 7 horas para ver al santo.
Fue beatificado el 25 de octubre de 1619 por Paulo V, y canonizado por Gregorio XV el 12 de marzo de 1622 junto a san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Isidro Labrador y san Felipe Neri.
Ha sido nombrado patrono de varios sitios y obras:
En 1748, Benedicto XIV lo nombra patrono de oriente, todas las tierras al este del cabo de Buena Esperanza.
En 1904, Pío X lo designa patrono de la Obra de la Propagación de la Fe.
En 1927, Pío XI le nombra Patrono Universal de las Misiones junto a santa Teresita del Niño Jesús.
En 1952, Pío XII lo proclama patrono del turismo.
Es también patrono de la Rama Caminantes dentro del Movimiento Scout católico.
Asimismo, San Francisco Javier es copatrón de Navarra junto con san Fermín de Amiens.
Anualmente, en los primeros días de marzo, se celebra una masiva peregrinación en su recuerdo hasta el Castillo de Javier, las conocidas como "javieradas".
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