San Hilario fue un obispo, escritor, Padre y Doctor de la Iglesia nacido a principios de siglo IV, hacia 315, en Poitiers (Francia). Llamado “el Atanasio de Occidente”, ambos tuvieron que combatir contra el mismo adversario: el Arrianismo.
Hilario nació en el seno de una familia pagana de nobles terratenientes.
Su afán por buscar la verdad le llevó a estudiar las diferentes corrientes filosóficas de la época, recibiendo un influjo especial del pensamiento neoplatónico.
La búsqueda de la respuesta sobre el fin del ser humano le llevó a la lectura de la Biblia, en donde finalmente encontró lo que buscaba. Fue entonces cuando se convirtió al cristianismo.
Cuando se convirtió, estaba casado y con una hija. Poco después de recibir el bautismo, el pueblo lo aclamó como obispo de su ciudad natal.
Fueron seis años de intenso estudio y predicación.
Hilario fue desterrado a Frigia por luchar incansablemente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, siendo desterrado, por esta razón, durante cuatro años a Frigia por el emperador Constancio, que se había alineado con las decisiones del sínodo arriano de Béziers del año 356.
El contacto con Oriente fue providencial para él: durante los años de permanencia en Frigia, aprendió griego y descubrió a Orígenes, como también la gran producción teológica de los Padres orientales, obteniendo una documentación importantísima para el libro que le mereció el título de doctor de la Iglesia: De Trinitate, el tratado más importante y profundo hasta entonces sobre el dogma principal de la fe cristiana.
A pesar de estar desterrado, no permaneció inactivo: con el opúsculo Contra Maxertiam atacaba al mismo emperador Constancio, acusándole de inmiscuirse en las disputas teológicas y asuntos internos de la disciplina eclesiástica.
De regreso a Poitiers, Hilario continuó su obra pastoral, ayudado eficazmente por un joven llamado Martín, conocido más tarde como San Martín de Tours.
Falleció en Poitiers en 367+.
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