Joaquín y Ana son los padres de la Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos.

El Protoevangelio aporta la siguiente relación: En Nazaret vivía una pareja rica y piadosa, Joaquín y Ana. No tenían hijos. Cuando cierto día festivo Joaquín se presentó a ofrecer un sacrificio en el templo, fue arrojado de él por un tal Rubén, porque los varones sin descendencia eran indignos de ser admitidos. Joaquín entonces, dolido, no regresó a su casa, sino que se dirigió a las montañas para manifestar su dolor a Dios. También Ana, puesta ya al tanto de la prolongada ausencia de su marido, suplicó a Dios para que le levantara la maldición de la esterilidad, prometiendo dedicar el hijo a su servicio. Sus plegarias fueron oídas; un ángel se presentó ante Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió al lado de su esposa. 

Es tradición que los padres de Santa María, que aparentemente vivieron primero en Galilea, se instalaron después en Jerusalén; donde Ana dio a luz una hija. Allí creció Nuestra Señora; y allí también murieron y fueron enterrados.

Una iglesia, conocida en distintas épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María in Probática, Sagrada Probática y Santa Ana fue edificada en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena, en el lugar de la casa de San Joaquín y Santa Ana, y sus tumbas fueron allí veneradas hasta finales del siglo IX, en que fue convertida en una escuela musulmana.


Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios

Crea tu propia página web con Webador