
Casimiro, o Casimiro el Santo, o Casimiro de Polonia nació el 05 de octubre de 1458 en Cracovia (Polonia), como hijo del rey Casimiro IV Jagellón, y de su esposa Isabel de Habsburgo de Hungría.
Era el tercero de los trece hijos de Casimiro, rey de Polonia. Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró para que sus hijos fueran también católicos practicantes.
Además de la educación que le dieron sus padres, Casimiro tuvo la gran suerte de que su padre le consiguió dos maestros que eran buenos educadores. El Padre Juan, polaco y con fama de sabio y santo; y el profesor Calímaco, un gran sabio que había sido secretario de Pío II, y después estuvo 30 años en la corte del rey de Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes. Calímaco dijo de Casimiro: "es un adolescente santo", y el Padre Juan escribió también: "es un joven excepcional en cuanto a virtud".
Dicen los biógrafos que el más fuerte deseo de Casimiro era siempre agradar a Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las pasiones sensuales mancharan su alma.
Aun siendo hijo del rey, vestía muy sencillamente, sin ningún lujo.
Se mortificaba en el comer, en el beber, en el mirar y en el dormir; muchas veces dormía sobre el puro suelo y se esforzaba por no tomar alcohol.
Para Casimiro, el centro de su devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo. Pasaba mucho tiempo meditando en la Agonía de Jesús en el Huerto y en los azotes que padeció, como también en la coronación de espinas y las bofetadas que le dieron a Nuestro Señor, asi como en la subida de Jesús al Calvario y en las cinco heridas del crucificado, meditando en el amor que llevó a Jesús a sacrificarse por nosotros.
Le gustaban los cristos muy sangrantes, y ante un crucifijo podía quedarse horas meditando, suplicando y dando gracias.
Otra gran devoción de Casimiro era la de Jesús Sacramentado. Como durante el día estaba sumamente ocupado ayudando a su padre a gobernar el Reino de Polonia y de Lituania, aprovechaba el descanso y el silencio de la noche para ir a los templos y pasar allí horas adorando a Jesús en la Santa Hostia.
Su padre quiso casarlo con la hija del Emperador Federico, pero le dijo a su padre que le había prometido a la Virgen Santísima conservarse en perpetua castidad, renunciando así a tan regio matrimonio.
Los secretarios y otras personas que vivieron con Casimiro durante varios años afirmaron que lo más probable es que no cometiese ni un solo pecado grave en toda su vida. La gente se admiraba al ver que un joven de veinte años observaba una conducta tan equilibrada y seria, como si ya tuviera sesenta.
A su padre, el rey, le advertía con todo respeto, pero con mucha valentía, errores o fallos que encontraba en el gobierno, especialmente cuando se cometían injusticias contra los más pobres; fallos que su padre atendía con rapidez y trataba de poner remedio.
Falleció a los 26 años de edad el 4 de marzo de 1484, tras enfermar gravemente en Grodno (Lituania) durante un viaje. Sus restos se encuentran en Vilna (Lituania).
A los 120 años de su sepultura, abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, teniendo en cuenta que el sitio donde lo habían sepultado era bastante húmedo.
Sobre su pecho encontraron una poesía a la Santísima Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo enterrasen.
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