Maewyn Succat, o Patricio de Irlanda (385, Britania (actual Inglaterra) - +461, Saul (Newry, Mourne y Down), Irlanda) fue un misionero irlandés y predicador de Britania. Junto a Santa Brígida y San Columba, ostenta el patronazgo de Irlanda

Siendo muy joven, su casa fue saqueada por unos vándalos, quienes lo llevaron a la fuerza rumbo a la isla vecina, Irlanda, donde fue vendido como esclavo.
Durante los seis años siguientes vivió prácticamente a la intemperie, cuidando ovejas, hasta que pudo escapar y regresó a casa.

Gracias a aquellos amargos años de cautiverio, Patricio pudo reencontrarse con su fe puesto que no había conservado casi nada de lo que le fue enseñado en su infancia, como él mismo lo admite en sus Confesiones:
“Yo no creía en el Dios verdadero”.
A pesar de eso, ese Dios al que el santo llamó "único y verdadero" tocaría su corazón y lo rescataría no solo del poder de los hombres que lo habían esclavizado, sino de las pesadas cadenas que aprisionaban su alma:
“Yo era como una piedra en una profunda mina; y Aquel que es poderoso vino y, en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared”.

De Britania, Patricio se traslada a la Galia (la actual Francia) donde empieza a profundizar en el conocimiento de la fe cristiana.
Allí es ordenado sacerdote por San Germán de Auxerre.
Tras una visión decide deshacerse de sus propiedades y poner rumbo de nuevo a Irlanda, donde entendía que Dios lo llamaba a evangelizar allí.
El número de cristianos en Irlanda había crecido, y el Pontífice tomó la decisión de nombrar un obispo para atender a la creciente comunidad local. Lamentablemente, quien había sido designado para ocupar la sede episcopal falleció de manera repentina, y el encargo recayó súbitamente en Patricio.

Ya en Irlanda como obispo, Patricio se enfrentó a los druidas: paganos que controlaban políticamente el territorio insular. También hizo frente a los pelagianos: cristianos herejes que confundían a los fieles con falsas enseñanzas.
En un contexto tan difícil como este, redobló los esfuerzos por lograr la unidad doctrinal de los católicos, mientras se las arreglaba para mantener el impulso evangelizador por toda Irlanda, construyendo abadías y templos.
Una de sus mayores preocupaciones fue la formación de un clero local. El florecimiento de las muchas vocaciones de hombres que querían ordenarse sacerdotes permitió que la Iglesia se organizara con solidez, lo que forzó la presencia de más obispos.
También influyó positivamente en la reforma de las leyes civiles del país a través de principios propios de la moral católica.
El reconocimiento de aquel legado espiritual es indispensable para apreciar la contribución de este santo, como de la Iglesia Católica en general, en la formación de la nación irlandesa y del espíritu británico.

Al final de su vida, San Patricio escribió sus "Confesiones", obra autobiográfica en la que plasmó sus memorias, y que cuentan tanto las vicisitudes que tuvo como pastor, como su sentir sobre el crecimiento del Pueblo de Dios en Britania.

Patricio falleció el año 461, y fue sepultado en Saul, región de Stragford Lough, lugar en donde había mandado edificar el primer gran templo de la isla irlandesa.

Una hoja de trébol

Tradicionalmente se dice que el obispo usó el "shamrock" (Trifolium dubium), un trébol de tres puntas, para ilustrar a la gente sobre la doctrina y comprensión de la naturaleza divina: que Dios es Uno y Trino.

San Patricio solía usar esta hoja de trébol para hablar sobre la Trinidad, mediante una analogía entre las tres puntas de la hoja de trébol y las tres personas divinas, distintas y distinguibles, pero que componen una sola realidad.
Esto equivale, trinitariamente hablando, a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero.

Hoy el "shamrock" es el símbolo de Irlanda.


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