Francisca Bussa de Buxis de Leoni (Roma, 1384 - +Roma, 9 de marzo de 1440) fue una oblata benedictina italiana.

De familia noble y rica, aspiraba a la vida monástica, aunque tuvo que aceptar, como era la costumbre, la elección que por ella habían hecho sus padres de tener que contraer matrimonio.
Rara vez un matrimonio así combinado tuvo éxito; pero el suyo lo tuvo.
La joven esposa, con tan solo trece años, se fue a vivir a casa del marido, Lorenzo de Ponziani, también rico y noble como ella.
Con sencillez aceptó los grandes dones de la vida: el amor del esposo, sus títulos de nobleza, sus riquezas, y los tres hijos que tuvo y a quienes dedicó todos sus cuidados.

El primer gran dolor fue la muerte de un hijo, y poco después perdería otro.
En ese tiempo, Roma sufría los ataques del cisma de Occidente por la presencia de los antipapas. A uno de los pontífices, Alejandro V, le hizo la guerra el rey de Nápoles, Ladislao, que invadió Roma dos veces. La guerra tocó de cerca a Francisca de la que resulto herido su marido y, al único hijo que le quedaba vivo, se lo llevaron como rehén.
A pesar de todas sus desgracias, fue generosa con todos, y distribuía sus bienes para aliviar las tribulaciones de los demás, sin quedarse nada para sí.
Para poder ampliar su radio de acción caritativa, fundó en 1425 la congregación de las Oblatas Olivetanas de santa María la Nueva, llamadas también Oblatas de Tor de Specchi.

A los tres años de la muerte de su marido, emitió los votos en la congregación que ella misma había fundado, y tomó el nombre de Francisca Romana.

Falleció el 9 de marzo de 1440.
Sus restos mortales fueron expuestos durante tres días en la iglesia de santa María la Nueva, que después llevaría su nombre.

Fue canonizada en 1608 por Pablo V.


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