
San Juan de Ávila (Almodóvar del Campo, Ciudad Real, 6 de enero de 1502 - +Montilla, 10 de mayo de 1569) fue un sacerdote y escritor ascético español. Se considera el santo patrón de los andaluces.
En 1513 fue a estudiar leyes a Salamanca. Regresó a casa después de cuatro años y, aconsejado por un franciscano, estudió filosofía y teología.
Al poco tiempo murieron sus padres.
Fue ordenado sacerdote el año 1526; a su primera misa asistieron doce pobres que comieron a su mesa. Repartió sus bienes a los pobres y se entregó a la oración y a la enseñanza del catecismo.
En 1535, llamado por el obispo, marchó a Córdoba donde conoció a fray Luis de Granada; allí organizó predicaciones por los pueblos de alrededor, obteniendo muchas conversiones.
Dedicó también mucho tiempo al clero, para quien fundó centros de estudios como los colegios de San Pelagio y de la Asunción.
En 1536 se desplazó a Granada, a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de Ávalos en la fundación de la universidad. En esa ciudad tuvo lugar la conversión de san Juan de Dios, quien después de haber escuchado la predicación del padre Juan de Ávila, decidió dedicar su vida a los pobres, enfermos y necesitados.
En 1537, Juan de Ávila formó en Granada un grupo sacerdotal, los cuales se dedicaban a la predicación y vivían en comunidad bajo su obediencia. Él les aconsejaba robustecer su vida interior: recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento.
En 1539, Juan acudió a Baeza (Jaén), donde ayudó en la fundación de la Universidad, quizá su fundación más célebre.
En todas las ciudades por donde pasaba, Juan de Ávila procuraba dejar la fundación de algún colegio o centro de estudios para sacerdotes: llegó a fundar tres colegios mayores o universidades y once colegios.
A partir de 1551, comenzó a sentirse enfermo; las molestias de su enfermedad le obligaron a residir definitivamente en Montilla (Córdoba). Su retiro le dio la posibilidad de escribir con calma sus cartas y preparar mejor sus sermones y tratados. Las cartas de Juan de Ávila llegaban a todo rincón de España e incluso de Roma.
De todas partes le pedían consejo obispos, personas de gobierno, sacerdotes y seminaristas, discípulos, conversos, pobres, enfermos, religiosos y religiosas.
Estuvo relacionado con grandes santos del siglo de oro español: Juan de Dios, Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, y Teresa de Jesús; esta última le dio a examinar el libro de su vida.
Desde el inicio de su enfermedad y a pesar de ella, estuvo aún activo quince años, hasta que empeoró visiblemente en 1569 y murió el mismo año en Montilla, siendo enterrado en la Iglesia de la Encarnación de dicha localidad.
Teresa de Jesús, al enterarse de la muerte de Juan de Ávila, se puso a llorar. Cuando le preguntaron por qué lloraba, respondió:
“Lloro porque la Iglesia de Dios pierde a una gran columna”.
Fue beatificado el 4 de abril de 1894 por León XIII.
Pío XII lo declaró Patrono del clero secular español el 2 de julio de 1946.
Finalmente, fue canonizado el 31 de mayo de 1970 por Pablo VI.
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