
Agustín de Canterbury (¿Roma?, 13 de noviembre c. 534 - +Canterbury, c. 604), considerado como el apóstol de Inglaterra, fue un monje benedictino y primer arzobispo de Canterbury.
Siendo monje benedictino en el convento de San Andrés, en Roma, fue enviado con otros cuarenta monjes por el papa de Roma Gregorio I, en el año 597, para evangelizar Inglaterra. Se detuvo en la isla de Lérins, donde le hablaron del temperamento belicista de los sajones; esto lo aterró hasta el punto de hacerlo regresar a Roma a pedirle al pontífice romano que le cambiara de misión.
Para animarlo, Gregorio lo nombró abad y poco después, tan pronto llegó a Galia, lo hizo consagrar obispo.
Continuó su viaje con breves etapas, llegando finalmente a la isla británica de Thenet, a donde el rey fue personalmente a darle la bienvenida. El rey acompañó a los monjes hasta la residencia que le habían preparado en Canterbury.
La obra de los monjes misioneros tuvo un éxito inesperado, pues el mismo rey pidió el bautismo, llevando con su ejemplo a miles de súbditos a abrazar la religión cristiana.
Tras las buenas noticias recibidas en Roma, el pontífice envió con un grupo de nuevos colaboradores el palio y el nombramiento a Agustín como arzobispo primado de Inglaterra. Siguiendo las indicaciones de éste para el reparto de los territorios eclesiásticos, Agustín erigió otras sedes episcopales, la de Londres y la Rochester.
Falleció en Canterbury, el 26 de mayo del año 604. Fue enterrado primero en el pórtico de lo que hoy es la Catedral de Canterbury, aún en construcción, y sin consagrar. Pero, más tarde, sus restos fueron trasladados con toda solemnidad a la entrada norte de la Catedral. Sin embargo, durante la Reforma Protestante (o simplemente, la Reforma), su tumba fue destruida y sus reliquias perdidas.
Según fuentes muy antiguas, que se remontan al mismo siglo VII, su epitafio decía así:
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