
San Felipe Neri, O Filippo Romolo Neri (Florencia, 21 de julio de 1515 - +Roma, 26 de mayo de 1595), a veces llamado el Apóstol de Roma, fue un sacerdote católico.
A los 17 años lo enviaron a San Germano, cerca de Monte Casino, como aprendiz de un mercante primo de su padre. Su estancia ahí no fue muy prolongada, ya que al poco tiempo tuvo la experiencia mística que él llamaría más tarde su "conversión".
Partió a Roma, sin dinero y sin ningún proyecto, confiando únicamente en la Providencia. Se hospedó en la casa de un aduanero florentino, quien le cedió una buhardilla y le dio lo necesario para comer a cambio de que educase a sus hijos.
Felipe sólo se alimentaba una vez al día y su dieta se reducía a pan, aceitunas y agua. En su habitación no había más que la cama, una silla, unos cuantos libros y una cuerda para colgar la ropa.
Fuera del tiempo que consagraba a la enseñanza, vivió como un anacoreta los dos primeros años que pasó en Roma, entregado día y noche a la oración. Fue ese un período de preparación interior, en el que se fortaleció su vida espiritual y se confirmó en su deseo de servir a Dios.
Al cabo de esos dos años, estudió filosofía y teología en la Sapienza y en Sant´Agostino; aunque le costaba concentrarse porque su mente se absorbía en el amor de Dios, especialmente al contemplar el crucifijo. El comprendía que Jesús, fuente de toda la sabiduría de la filosofía y teología le llenaba el alma en el silencio de la oración.
A los tres años de estudio, cuando se abría ante él una brillante carrera, abandonó súbitamente los estudios, vendió la mayor parte de sus libros y se consagró al apostolado.
Ante la grave decadencia del pueblo romano en cuanto a la vida religiosa y de fe, la obra de Felipe consistió en reevangelizar la ciudad de Roma.
Los comienzos fueron modestos: Felipe iba a la calle o al mercado y empezaba a conversar con la gente. Así fue logrando, poco a poco, que numerosas personas cambiasen de vida.
Acostumbraba saludar a sus amigos con estas palabras:
"Y bien, hermanos, ¿cuándo vamos a empezar a ser mejores?". Si éstos le preguntaban qué debían hacer para mejorar, él los llevaba a cuidar a los enfermos de los hospitales y a visitar las iglesias.
Felipe consagraba el día entero al apostolado; pero al atardecer, se retiraba a la soledad para entrar en profunda oración y, con frecuencia, pasaba la noche en el pórtico de alguna iglesia, o en las catacumbas de San Sebastián, junto a la Vía Appia.
Allí se hallaba la víspera de Pentecostés de 1544, cuando vio venir del cielo un globo de fuego que penetró en su boca y se dilató en su pecho. Cayó al suelo, y exclamó con acento de dolor: ¡Basta, Señor, basta! ¡No puedo soportarlo más!". Cuando recuperó plenamente la conciencia, descubrió que su pecho estaba hinchado, teniendo un bulto del tamaño de un puño.
En 1548, con la ayuda de su confesor y unos 15 laicos, Felipe fundó la Cofradía de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres, que se reunía para los ejercicios espirituales en la iglesia de San Salvatore in Campo. Dicha cofradía, que se encargaba de socorrer a los peregrinos necesitados, ayudó a Felipe a difundir la devoción de las cuarenta horas (adoración Eucarística).
Pronto fundó el célebre hospital de Santa Trinita dei Pellegrini. En el año jubilar de 1575, los miembros de la cofradía atendieron ahí a 145,000 peregrinos y se encargaron, más tarde, de cuidar a los pobres durante la convalecencia.
Su confesor estaba convencido de que Felipe haría cosas aun mayores si recibía la ordenación sacerdotal. Aunque se resistió a ello, , finalmente el 23 de mayo de 1551 recibió las órdenes sagradas. Tenía 36 años.
A partir de ese momento, ejerció el apostolado sobre todo en el confesonario, en el que se sentaba desde la madrugada hasta mediodía, algunas veces hasta la tarde.
Enseñaba la importancia de llenar la mente con pensamientos santos y pensaba que para lograrlo se debía hacer lectura espiritual, especialmente de los santos.
Celebraba con gran devoción la misa diaria. Con frecuencia experimentaba sus éxtasis durante la misa y se le observó levitando en algunas ocasiones.
Consagrándose a la labor de salvar a los jóvenes del maligno, fundó la Congregación del Oratorio en Roma, una sociedad de clero secular dedicada al cuidado pastoral y la obra caritativa, en el cual se practicaban constantemente las lecturas espirituales, el canto y las obras de caridad.
Durante sus últimos años fueron muchos los cardenales que lo tenían como consejero. Sufrió varias enfermedades, y dos años antes de morir logró renunciar a su cargo de superior.
El día de Corpus Christi, 25 de mayo de 1595, el santo confesó durante todo el día. Hacia medianoche sufrió un ataque tan agudo, que se convocó a la comunidad. El santo, que ya no podía hablar, levantó la mano para dar la bendición a sus hermanos, y murió un instante después. Tenía entonces ochenta años.
Tras su muerte, la autopsia del cadáver del santo reveló que tenía dos costillas rotas y que éstas se habían arqueado para dejar más sitio al corazón. Justamente allí donde le cayó la bola de fuego y le dilató el pecho, con la que comenzaron sus éxtasis años atrás.
Fue beatificado el 11 de mayo de 1615 por Pablo V, y canonizado el 12 de marzo de 1622 por Gregorio XV.
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