De nombre secular Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, nació en Ávila en el año 1515.

Entró como alumna en julio de 1531 en el Convento de Nuestra Señora de Gracia, de la Orden de San Agustín, donde pasó dieciocho meses, donde tomó la decisión de ser religiosa pero debido a una enfermedad regresó a su casa. No obstante, y a pesar de la negativa de su padre, entró como postulanta en el Convento de la Encarnación, de carmelitas, en Ávila. Comenzó su noviciado el 2 de noviembre de 1536, y finalmente profesó como monja carmelita el día 3 de noviembre de 1537.

Tras entrar al convento su estado de salud empeoró. Tras el paso por varios médicos en Ávila, y una curandera en Becedas (Ávila), con la que empeoró aún más su salud (ya no era capaz de tenerse en pie ni de comer nada sólido), a mediados de julio de 1539 su padre la llevó de regreso a Ávila, y acudiendo a los médicos nuevamente sin resultado.

El 15 de agosto de 1539 sufrió un ataque repentino y violento de su enfermedad, con convulsiones y la pérdida de conocimiento; le dieron la extremaunción y luego pensaron que estaba muerta al ponerle un espejo junto a su boca y ver que no había rastro de vaho. Le pusieron cera en los ojos para evitar que, tras la muerte, estos permanecieran entreabiertos, la envolvieron en un sudario, y oficiaron una misa de difuntos en su honor. También cavaron su tumba pero su padre decidió esperar varios días antes de enterrarla. Un par de días después, y cuando su hermano Lorenzo estaba junto a su lecho, Teresa recuperó el conocimiento. Se había tratado de un coma que duró cuatro días; después de esto solamente podía mover un dedo.

"Quedé de estos cuatro días de paroxismo de manera que solo el Señor puede saber los incomportables tormentos que sentía en mí: la lengua hecha pedazos de mordida; la garganta, de no haber pasado nada y de la gran flaqueza que me ahogaba, que aun el agua no podía pasar; todo me parecía estaba descoyuntada; con grandísimo desatino en la cabeza; toda encogida, hecha un ovillo [...] sin poderme menear, ni brazo ni pie ni mano ni cabeza, más que si estuviese muerta, si no me meneaban; sólo un dedo me parecía poder menear de la mano derecha. [...] En una sábana, una de un cabo y otra de otro, me meneaban." Teresa de Jesús, Libro de  la Vida 6,1.

A finales de agosto de 1539 pide que la lleven de nuevo al convento,​ donde pasa a reposar en la enfermería del convento. Logrará retomar la vida conventual en abril de 1542, aunque posteriormente sufrió varias recaídas.

En 1558 tuvo su primer éxtasis y una visión del infierno: habla de la entrada como una cavidad parecida a un horno oscuro, sucio y maloliente con reptiles en el suelo, para luego llegar a un lugar donde sufren su pena los condenados en el fuego.

El 29 de junio de 1559, mientras estaba rezando, tuvo la sensación de que Cristo estaba a su derecha y le hablaba.

En abril de 1560, cuando estaba en casa de Guiomar de Ulloa, se produjo la famosa "Transverberación", más conocido como el "Éxtasis de Santa Teresa": "Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal... No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrasan... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado."  Libro de la Vida. Capítulo 29.

Paralelamente, nace en Teresa una vocación reformadora del propio Carmelo, con una fuerte tendencia a la contemplación.

En septiembre de 1560, cuando Teresa se encontraba con varias monjas, decidieron fundar un nuevo convento reformado, que observase las reglas originales de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Por fin, en abril de 1561, tras muchas y arduas gestiones, y con el apoyo de Francisco de Borja que había sido llamado por Pío IV a Roma, Teresa recibió el breve pontificio en agosto de ese mismo año.

En la Navidad de 1561, estando en Toledo, decidió fundar un convento carmelita basado en la pobreza absoluta, como en la regla original. Cuando Teresa regresó a Ávila, en julio, ya tenía el Breve Pontificio para su fundación, fechado el 7 de febrero de 1562: este les autorizaba a fundar un convento que dependiera del obispo de Ávila. El Convento de San José se abrió el 24 de agosto de 1562. 

A mediados de diciembre de 1562 abre el primer Carmelo reformado: El convento de San José de Ávila de la Orden de Carmelitas Descalzos, pasando Teresa a ser la priora en 1563. Aquel año escribió las Constituciones, que fueron aprobadas por el obispo de Ávila, Álvaro de Mendoza, y por Pío IV en 1565. Teresa pasó en el convento cuatro años, con gran austeridad. El 13 de julio de 1563 Teresa se "descalzó": en lugar de los zapatos que se usaban en el convento de la Encarnación, pasó a llevar unas alpargatas de cáñamo; las demás religiosas hicieron lo mismo. Por eso pasaron a ser conocidas como Carmelitas Descalzas.

El 15 de febrero de 1567, el superior general de los carmelitas, Juan Bautista Rossi visitó el Convento de la Encarnación de Ávila. La personalidad de Teresa le impresionó; siendo así que el 27 de abril de 1567 le autorizó por escrito a fundar otros conventos de carmelitas descalzas por toda Castilla que dependieran directamente del superior general, aunque debían tener la autorización del provincial del lugar. Entre los años 1567 y 1571 fundaron conventos en Medina del Campo​, Malagón (Ciudad Real), Valladolid, Blascomillán (Ávila), Toledo, Pastrana (Guadalajara) Salamanca, y Alba de Tormes (Salamanca).

El 21 de abril de 1571, después de comulgar, sintió que Jesús estaba a su lado y que le contaba como, después de resucitar, se apareció a la Virgen María y la estuvo consolando.

Teresa recaló finalmente en el Convento de la Encarnación de Ávila, donde llegó a ser la priora del mismo a pesar de los recelos iniciales de la comunidad, el 14 de octubre de 1571. Allí reclamó como confesor y director espiritual de la comunidad a San Juan de la Cruz, el cual se hallaba por entonces en Alcalá de Henares y que, una vez recibió el beneplácito del Provincial, marchó para su nuevo destino en Ávila.

El 18 de noviembre de 1572, durante la misa en el Convento de la Encarnación, cuando san Juan de la Cruz partió la Sagrada Forma en la Eucaristía, ella escuchó que el Señor le decía: "No hayas miedo, hija, que nadie sea parte para quitarte de mí". A esto se le llamó el "matrimonio espiritual de santa Teresa".

En las investigaciones previas al proceso de beatificación, que empezaron en 1595, se recogieron varios testimonios de que Teresa levitaba en algunos de sus éxtasis. Un testimonio indica que un día en que un sacerdote daba la comunión a las religiosas en una abertura en el muro del coro, Teresa entró en éxtasis y se elevó de tal forma por encima de la obertura que no pudo comulgar; la monja Ana de los Ángeles relató que, a veces, entraba en éxtasis y que "con la eficacia del divino espíritu" se elevaba por encima del suelo; la monja Ana de la Encarnación contó que un día de 1574, en el convento de Segovia, santa Teresa levitó durante media hora.​

A veces, para no levitar, se agarraba a la reja de la capilla.

Dejó de ser priora del Convento de la Encarnación de Ávila el 6 de octubre de 1574. Tras pasar por varios conventos de la Orden, que siguió creciendo, llegó a Alba de Tormes el 20 de septiembre de 1582.
Se encontraba enferma, se fue al carmelo y se acostó. En contra de la opinión de los médicos, se levantó para ir a misa y para inspeccionar el carmelo. El 29 Teresa quedó postrada en la cama.

El 3 de octubre , a las nueve de la noche, recibió la extremaunción y falleció, en los brazos de una de sus hermanas, Ana de San Bartolomé, a las nueve de la noche del 4 de octubre de 1582 (al día siguiente el calendario juliano fue sustituido por el gregoriano en España, por lo que al día de su fallecimiento le sucedió el viernes 15 de octubre, de ahí que su fiesta sea en este día y no el 4 de octubre).

Sus restos, casi al completo, reposan en el templo del convento carmelita de la Anunciación, de Alba de Tormes, entre ellos el famoso “brazo incorrupto de Santa Teresa”. Su corazón, que fue extraído por médicos en 1588, se encuentra en un relicario de 1671 en el convento.

El sepulcro de Teresa de Jesús está custodiado por nueve llaves, de las que tres están en posesión de la casa de Alba.

Otras partes y conservados como reliquias están en: Convento de Ronda (Málaga), que conserva el ojo izquierdo de la santa; Convento de San José en Ávila, que tiene una clavícula; Convento de Santa Teresa en Ávila, que tiene un dedo anular; Iglesia de Santa Maria della Scala en Roma, que tiene el pie derecho; Basílica de San Pancracio en Roma, que posee un trozo de la mandíbula superior; La Catedral de Santiago de Compostela, que tiene algunas de sus muelas; también tiene muelas de la santa un convento en Puebla de Zaragoza (México), y otra el Convento de San José en Toledo; el Convento de San José en Sevilla conserva como reliquias parte de un dedo y parte de una costilla; también tiene una reliquia de la santa la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen en San Juan de Aznalfarache (Sevilla.); y también hay un dedo de la santa en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y otro en la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto de París (Francia).

Fue beatificada en el año 1614, canonizada en 1670, y proclamada Doctora de la Iglesia en el año 1970.

Sus escritos son una guía segura por los caminos de la oración y de la perfección, entre los que destacan "Camino de Perfección" y "Las Moradas del castillo interior".

Junto a San Juan de la Cruz, se la considera cumbre de la mística cristiana y es una de las grandes maestras de la vida espiritual en toda la iglesia universal.


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