Eduvigis

Eduviges de Andechs (Ducado de Baviera, 16 de octubre de 1174 - +Trzebnica, Ducado de Silesia, 15 de octubre de 1243) fue una noble germana, duquesa de Silesia y duquesa de Gran Polonia, reconocida por su vida de fe, caridad y servicio a los más necesitados.
Nació en el Castillo de Andechs, ubicado en el Ducado de Baviera, dentro del Sacro Imperio Romano Germánico (actual Alemania).
Fue hija del Bertoldo IV y de Inés de Rochlitz, su familia fue una de las más influyentes de Baviera, y su linaje estaba vinculado a las principales casas reales de Europa.
A los 12 años, Eduviges fue casada con Enrique I el Barbudo, heredero del Ducado de Silesia y miembro de la dinastía Piast. Eduviges se trasladó a Silesia, donde Enrique sucedió a su padre como duque en 1201.
Desde muy joven, Eduviges mostró una profunda devoción religiosa y un fuerte compromiso con las obras de caridad. Fue conocida por su vida ascética, que incluía ayunos rigurosos y mortificaciones. A pesar de su posición noble, vivió de manera humilde y siempre mostró compasión por los pobres, los enfermos y los marginados.
En 1202, Eduviges y su esposo fundaron el cisterciense convento de Trzebnica, que fue el primer convento de este tipo en Silesia. Este convento se convirtió en un centro importante de vida espiritual y cultura en la región.
Tras la muerte de su esposo en 1238, Eduviges se retiró a este convento, donde vivía su hija Gertrudis como abadesa, aunque no tomó los votos formales de monja, sino que vivió como laica en una estricta vida de oración.
Eduviges se dedicó a obras de caridad, y a la fundación de hospitales y albergues para enfermos, leprosos y necesitados.
Según la tradición, Eduviges caminaba descalza incluso en invierno; cuando el obispo de Breslavia le pidió que usara zapatos, ella los llevaba colgando en las manos, como un símbolo de su entrega y humildad.
En 1241, tras la pérdida de uno de sus hijos en la Batalla de Liegnitz contra las fuerzas mongolas, junto a su nuera fundaron una abadía benedictina en el lugar de la batalla en Legnickie Pole (Campo de Liegnitz) en honor a los caídos, y como símbolo de fe en tiempos difíciles.
A lo largo de su vida, Eduviges se mantuvo firme en su apoyo a la Iglesia, la caridad y la paz. Su dedicación a los más necesitados y su ejemplo de humildad y devoción hicieron de ella una figura muy respetada y querida en Silesia.
Falleció el 15 de octubre de 1243 en el convento de Trzebnica, donde fue enterrada junto a su esposo.
Su santidad fue reconocida poco después de su muerte, y su sepulcro pronto se convirtió en un lugar de peregrinación.
Fue canonizada en 1237 por Clemente IV.
Es la patrona de Silesia, Berlín, Andechs, Trzebnica, Cracovia y la diócesis de Görlitz. También se la considera protectora de los pobres y de aquellos con deudas, dado que en vida ayudaba a liberar a los prisioneros encarcelados por no poder pagar sus deudas.
margarita maría alacoque

Margarita María Alacoque (Verosvres, Francia, 22 de julio de 1647 – +Paray-le-Monial, Francia, 17 de octubre de 1690) fue una monja francesa que perteneció a la Orden de la Visitación de Santa María, conocida por haber recibido las famosas apariciones del Sagrado Corazón de Jesús.
Quinta hija de 7 hermanos, nació en la pequeña aldea francesa de Hautecour, perteneciente al territorio de Verosvres, pequeña ciudad cercana a Paray-le-Monial.
Recibió el bautismo el 25 de julio.
Después de fallecer su padre, en diciembre de 1655, fue internada en el pensionado de las religiosas clarisas.
Desde entonces empezó a vivir una vida de sufrimiento; tuvo una enfermedad que la inmovilizó durante cuatro años en los que estuvo en cama, y de la que se curó milagrosamente por intercesión de la Virgen María.
Después de muchas dificultades para convencer a sus parientes de su convicción a formar parte de la famosa Orden de las Visitandinas, por fin logró lo que tanto deseaba: entrar en el monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial. Era el 20 de junio de 1671.
El 27 de diciembre de 1673, en la festividad de san Juan Evangelista, sor Margarita María, que tenía 25 años, y estando en adoración ante el Santísimo Sacramento, tuvo la primera de sus visiones de Jesucristo, las cuales se repetirían durante dos años más, todos los primeros viernes de mes.
En 1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto. Según el testimonio de Margarita, el mencionado Corazón estaba rodeado de llamas, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre, y de su interior emergía una cruz.
Después de dicha visión, Margarita destacó entre sus hermanas por su fervor ante el Santísimo Sacramento y obediencia en todo lo requerido de su persona, cumpliendo fielmente sus obligaciones. La superiora del convento de Paray-le-Monial le encargó ser ayudante de las hermanas de enfermería y se dedicó a este oficio con una caridad sin límites pero con mucho sufrimiento, ya que la enfermera casi nunca aprobaba ni la llegaba a contentar la labor que realizaba, a pesar de tomar para sí los trabajos más penosos.
Las visiones le causaron, al principio, incomprensiones y juicios negativos de su entorno, hasta que fue puesta bajo la dirección espiritual del jesuita san Claudio de la Colombière.
Como religiosa, era considerada un modelo: en la despensa del convento, Margarita se hacía servir unas porciones de alimentos que jamás se hubiera atrevido a servir a otra persona. Apenas oía la llamada del campanario, dejaba todo lo que estaba haciendo para acudir a su oficio sin reparar en su estado de salud y sin permitirse el menor alivio.
En el último periodo de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo atrás se convirtieron en fervorosos propagandistas.
Murió a los 43 años de edad.
Fue beatificada el 18 de septiembre de 1864 por Pío IX, y canonizada el 13 de mayo de 1920 por el papa Benedicto XV.
Sus restos reposan bajo el altar de la Capilla en la Basílica de Paray-le-Monial, donde son venerados por numerosos fieles.
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