Pío de Pietrelcina, también conocido como el padre Pío (nacido como Francesco Forgione, le fue dado el nombre de Pío cuando ingresó en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos; Pietrelcina, Campania; 25 de mayo de 1887 - +San Giovanni Rotondo, Apulia; 23 de septiembre de 1968), fue un fraile capuchino y sacerdote italiano famoso por sus dones milagrosos y por los estigmas que presentaba en las manos, pies y costado.

A los cinco años tuvo su primera visión: Cristo se le presentó como el Sagrado Corazón de Jesús. La Madre de Dios también se le aparecería en distintos momentos de su vida.

“Era la mañana del 20 de septiembre de 1918. Yo estaba en el coro haciendo la oración de acción de gracias de la Misa… se me apareció Cristo que sangraba por todas partes. De su cuerpo llagado salían rayos de luz que más bien parecían flechas que me herían los pies, las manos y el costado”, relató el Padre Pío, en su momento, a su director espiritual.

“Cuando volví en mí, me encontré en el suelo y llagado. Las manos, los pies y el costado me sangraban y me dolían hasta hacerme perder todas las fuerzas para levantarme. Me sentía morir, y hubiera muerto si el Señor no hubiera venido a sostenerme el corazón que sentía palpitar fuertemente en mi pecho. A gatas me arrastré hasta la celda. Me recosté y recé, miré otra vez mis llagas y lloré, elevando himnos de agradecimiento a Dios”

Fue beatificado en 1999 y canonizado en 2002 por Juan Pablo II.​


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