
Negar la realidad de las posesiones y afirmar que son sólo un mero símbolo de liberación del mal es una afirmación herética.
Tal afirmación es contraria a la tradición constante de la Iglesia. Los Santos, los doctores de la Iglesia, los Santos Padres, la práctica constante de la Iglesia en Oriente y Occidente a través de toda su historia, es unánime en afirmar que la posesión es ese domino del demonio sobre el cuerpo.
Los evangelios distinguen de forma muy clara entre enfermedad y posesión.
La realidad entre ambas realidades nunca deja lugar a dudas en ningún evangelista. Siempre se deja claro que la posesión está causada por un ente maléfico espiritual.
Es un fenómeno éste de la posesión tan sui generis que se usa un verbo especial cuando Jesús va a expulsar esos daimonía, el verbo será exorkizo (conjurar), las personas no serán llamadas enfermas sino daimonizomenoi.
La posesión no se cura, el poseso es liberado.
Este grupo de personas que irán apareciendo en los cuatro evangelistas gritarán, tendrán crisis de agitación. Jesús se dirigirá a esos daimonia imperativo, dando órdenes sin mostrar compasión alguna.
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