En el Antiguo Testamento sólo aparece testimoniado en un caso de posible posesión que es el siguiente y que aparece en el libro 1 de Samuel:

El espíritu de Yahveh se retiró de Saúl y le agitó un mal espíritu suscitado por Yahveh. Los servidores de Saúl le dijeron: He aquí que te agita un mal espíritu enviado por Dios. Y sucedió que cuando aquel espíritu de Dios asaltaba a Saúl, tomada David el arpa y tañía con su mano. Esto daba a Saúl alivio y le sentaba bien, pues es retiraba de él el mal espíritu (1 Sam 16, 14 y 15 y 23).

 

Este texto parece un testimonio de posesión, pues se habla de un mal espíritu que lo agitaba, que lo asaltaba y más adelante incluso se die que se apoderaba de él. Esto aparece en 1 Sam 18, 10 donde se afirma que “un espíritu malo de Dios se apoderó de Saúl, el cual se puso arrebatado en medio de la casa. (…) y Saúl blandió la lanza pensando: ¡Clavaré a David en la pared!

 

En la época del Antiguo Testamento, por supuesto, también hubo casos de posesión, aunque no hayan quedado consignados en la Biblia. Allí donde ha habido práctica de brujería e invocación a fuerzas malignas, allí ha habido posesiones.


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