
Esta pregunta la hacen con bastante desesperación los posesos y sus familiares durante el proceso de liberación. Hay que contestarles tajantemente que no, que no volverán a quedar posesos. Si la persona vive en gracia de Dios, reza, se confiesa, va a misa, no tiene nada que temer. Pues estará acorazado y el mal no podrá penetrar.
Si la persona liberada, por el contrario, vuelve a su anterior vida de pecado, podría quedar posesa de nuevo. Y si queda posesa, quedará posesa por más y peores demonios.
Pero hay que dejarles muy tranquilos diciéndoles que, si la persona lleva una vida cristiana, aunque el demonio quiera entrar no podrá. Es más, hay que tranquilizarles diciéndoles que el demonio no entrará de nuevo ni siquiera aunque cometan un pecado mortal o más. Solo podrá entrar si vuelven a un estado de pecado. Es decir, si retoman a una situación estable de alejamiento de Dios.
Como ejemplo de que un demonio no puede retornar al cuerpo de un liberado recuerdo el caso de una señora que quedó liberada de todos sus demonios. Me llamó pocos días después diciéndome que se sentía mal, que volvía a sentir una opresión en el pecho y algunos de los síntomas que le habían llevado a pedir el exorcismo.
Me extrañó muchísimo porque estaba seguro de que todos los demonios habían salido, y la señora me aseguraba que desde que fue liberada habia rezado mucho, leído la Biblia y otras cosas. Le impuse las manos y oré sobre ella. No entró en trance, pero comenzó a sentir más y más fuerte esa opresión sobre el pecho, después fue cediendo y cediendo.
Conforme avanzaba la oración que no duró más allá de cinco minutos, esa opresión fue debilitándose hasta desaparecer por completo.
Ya nunca más volvió a tener problemas.
¿Qué había sucedido en este caso? Pues era un caso de influencia. El demonio había salido, pero trataba de volver a entrar. No pudo poseerla porque ella llevaba la armadura de la vida espiritual. Pero el demonio no la pudo poseer, pues por más que oré no entró en trance. La oración del sacerdote rompió esa mera influencia que ejercía el demonio sobre ese cuerpo y alejó para siempre a ese espíritu que ya no volvió nunca más a molestarla.
Este es el caso en que he visto más claro el esfuerzo de un demonio por querer retornar a un cuerpo y no poder.
La vida espiritual, aunque no la veamos, supone una verdadera y autentica coraza que nos protege.
Añadir comentario
Comentarios