
Tres cosas son las que pueden hacer que un demonio salga de un cuerpo:
- El mismo demonio que decide salir
- El poder sacerdotal que le obliga
- Un ángel enviado por Dios
En los casos de demonios más débiles, son ellos mismo los que salen.
Las cosas sagradas y la oración les torturan y llega un momento en que deciden salir para no seguir sufriendo.
En ocasiones, al marchar dicen cosas como: salgo, no me expulsas sino que salgo yo por mi voluntad.
Otros demonios son mas fuertes que estos primeros, y por mas que sea torturado se quedan como pegados a la persona. Sufren, pero no se sueltan del cuerpo del poseso.
El exorcismo de estos demonios se prolonga más, pero finalmente la orden del poder sacerdotal hace que salgan. Con el exorcismo se han ido debilitando, y acaban siendo expulsados arrastrados por ese poder de la oración.
Otros demonios, los de mayor rango, asimismo sufren terriblemente en el exorcismo, pero tiene que venir un ángel y echarlos de ese cuerpo. Son tan poderosos por su naturaleza angélica que es la oración deprecativa a Dios la que cuando alcanza la medida que Dios tiene prevista, envía a su ángel. Y es entonces cuando al final del exorcismo, repentinamente, se produce como una lucha invisible.
El poseso mira a un lugar concreto y trata como de arañar y golpear. Es entonces cuando se producen las peores agitaciones y gritos. Aunque el sacerdote calle, el ángel está ya allí y la liberación se produce por obra de esa lucha invisible.
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