La fenomenología demoníaca, por variada que sea, se puede encuadrar en el siguiente esquema.

La influencia es interna es el fenómeno por el que un demonio ejerce cierta influencia sobre el cuerpo, la mente o el espíritu de una persona. Mientras que en la influencia externa, el demonio al actuar desde fuera tiene menos poder.

Desde fuera es muy difícil poder actuar sobre el cuerpo, como mucho se suelen producir sensaciones: escalofríos, sensación de tener algo pegado al cuerpo, cosas así, pero no enfermedades. Sobre la mente sí que la influencia externa puede ser grande, pues el demonio puede tentar con recuerdos, imaginaciones y razonamientos. Pero desde fuera es mucho más difícil influir en el espíritu dela persona, infundiéndole esa sensación de desesperación tan característica de las personas que sufren una influencia interna.

 

La posesión es el fenómeno por el que un demonio en determinados momentos posee el cuerpo de una persona pudiendo moverlo o hablar a través de él. En cierto sentido, la posesión es una influencia interna que ha llegado a su máximo grado, ya no sólo influir, sino dominar el cuerpo en ciertos momentos. Pero obsérvese que ese dominio se produce en ciertos momentos. El demonio, ni siquiera en la posesión, puede hacer lo que quiera con el cuerpo en cualquier momento.

 

Debemos observar que en la tentación el demonio va y viene, viene y se va. Mientras que en la influencia externa, el demonio está una y otra vez al lado de la víctima, pero fuera de la persona.

En la influencia interna está dentro, pero no posee ese cuerpo. Mientras que en la posesión se lleva a la consumación el poder que un demonio puede tener sobre una persona, habiendo una verdadera posesión del cuerpo.

 

De tal manera es una posesión del cuerpo, que la persona o pierde la consciencia cuando el demonio la mueve o habla a través de ella, o si está consciente el poseso ve lo que hace con su propio cuerpo sin que pueda hacer nada.

El demonio clausus es el que no habla, el apertus es el que habla y se manifiesta abiertamente. El demonio abditus es el que está dentro pero no da ningún signo de estar. ¿Cómo sabemos entonces que está dentro un demonio abditus? Pues porque en algún momento ha manifestado su presencia, dando pruebas de que lo que padecía esa persona era de naturaleza demoníaca.

Para cada fenómeno demoníaco que pueda acaecernos, hay un tipo de oración específica:

Para la tentación, está el mandatum.

Para la influencia interna, está la oración de liberación.

Para la posesión, está el exorcismo.

Para la infestación, está el exorcismo de la casa

Para la influencia externa, el único remedio es el aumento de la vida de

oración.

 

Siempre que seamos tentados, podemos ordenar al demonio que se marche en el nombre de Dios. Pero si la influencia es externa porque un demonio nos asedia, lo único que podemos hacer es aumentar nuestra vida espiritual, para que la oración, la gracia, y la luz de la que se llene nuestra alma, le alejen a ese demonio.

 

Para complementar esta cuestión y tener una visión general, he añadido en la página anterior el esquema completo de todos los fenómenos extraordinarios que pueden suceder:

 

Mientras que todos los fenómenos angélicos que pueden suceder se encuadran en el esquema de la columna siguiente:

Hay que hacer notar que el mundo angélico y sus fenómenos es mucho más bello que el demoníaco. Pero entender bien el mundo demoníaco, supone entender el mundo angélico. Pues un demonio es ángel caído.


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