La influencia en general es el fenómeno por el que un demonio ejerce cierta influencia sobre el cuerpo, la mente o el espíritu de una persona.

En este tipo de ataque demoníaco el mal espíritu no llega a poseer el cuerpo de la persona, de forma que no habla a través de él. Y si llega a mover algo el cuerpo durante las oraciones (por ejemplo las manos), la persona está consciente. Pero cuando hay una influencia interna el movimiento del cuerpo, si lo hay, es ligero: la persona se pone rígida, agita los brazos, pone caras extrañas, pero no pasa de estos signos externos.

 

La influencia interna puede ser sobre el cuerpo provocando determinadas enfermedades. O sobre la mente, provocando una influencia del demonio sobre las potencias del alma induciendo de forma obsesiva a determinados vicios o pensamientos obsesivos.

 

Cuando se ora por una persona que tiene una influencia la reacción es distinta a la de la posesión. La persona siente un malestar general que acaba concretándose en un lugar concreto del cuerpo. O bien la persona acaba no pudiendo controlar la tensión que le provoca la oración, y hace movimientos extraños con los miembros, pero sin perder la consciencia.

En otras ocasiones la influencia se manifiesta por la tremenda crispación que se manifiesta en manos o cara, crispación que suele ser la fase previa a la manifestación de la posesión, pero que en estos casos nunca se pasa de esta fase previa, es decir, nunca se llega a producir el trance. Y no se produce el trance porque no hay posesión del cuerpo, sino sólo una influencia sobre éste.

 

Para los casos de influencia interna, la persona tiene que recibir oración de liberación. Bien sea hecha por el sacerdote para que le libere de esa influencia, o bien sea hecha por un grupo de laicos que oren por él. Siempre es preferible la oración comunitaria a la de una sola persona, pues el poder de la oración se suma.

 

Hay que añadir que cuanto mas leve es la influencia del demonio sobre una persona más difícil es discernir si hay de verdad algo demoníaco o no. Pues en materia de discernimiento de las influencias, es donde el sacerdote suele estar más a expensas de lo que le diga el que las sufre. La posesión suele tener una manifestación más clara, más perceptible. La influencia demoníaca mucho menos. Y cuando más leve, más difícil.

 

Cuando alguien me viene a ver para consultarme qué es lo que tiene y veo que como mucho hay sólo una influencia demoníaca, y que hasta eso no está claro, suelo decirle: mire, en materia de posesión hablo con seguridad, si le digo que está poseso es que lo está, pero cuando sólo hay una influencia no puedo dictaminarlo con la misma seguridad, porque yo sólo juzgo por lo externo. Tras eso le doy consejos espirituales y le digo que cuanto más se fortalezca en la vida espiritual menos poder tendrá el demonio sobre él.

 

No obstante, en otros casos la influencia demoníaca sobre el cuerpo o la mente de una persona es patente e inequívoca a juzgar por los datos que he dado antes. En esto, como en el discernimiento de la posesión, la experiencia lleva a poder dictaminar con total seguridad en los casos en que ese nivel de certidumbre es posible. No siempre es posible esa seguridad, pues la posesión supone eso: una posesión sobre el cuerpo. Mientras que la influencia interna supone tan solo una influencia, mayor o menor, más o menos segura según veamos los signos que se producen cuando se ora por la persona.

 

Antes he dicho que la influencia interna puede influir sobre el cuerpo, la mente o el espíritu. Algunos se sorprenderán de que el demonio pueda influir directamente en el espíritu, sin pasar por la mente, pero es así. El demonio puede influir en el cuerpo (produciendo sensaciones e incluso enfermedades), en la mente (poniendo imágenes, razonamientos, palabras, etc) o en el espíritu haciendo que la persona sienta desesperación. Éste es el sentimiento más frecuente, una tristeza que parece superar a la persona, que no sabe de dónde le viene, pero que la siente fortísima. En otros casos, menos frecuentes, siente ira, ansiedad o temor.


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