La oración de liberación es la oración que se hace para acabar con la influencia del demonio en una persona.

Suele realizarse por parte de un sacerdote sólo o por un grupo de laicos (con o sin un sacerdote) que oran a Dios para la persona sea liberada de toda influencia demoníaca. Si en el exorcismo uno conjura al demonio, en la oración de liberación, por el contrario, la oración va dirigida a Dios.

Si se trata de un grupo de la Renovación Carismática será utilísimo que el grupo quisiera dirigirse al demonio directamente, esa persona debería tener autorización del obispo del lugar para hacer tal cosa. Para la oración de exorcismo se requiere una autorización para cada caso. Pero para que un grupo pueda hacer oración de liberación basta un permiso general del obispo para los casos que se presenten.

 

Habiendo dejado claro el tema de los permisos episcopales, hay que decir que aunque haya algún momento en que se orden al demonio salir de una persona, no es un exorcismo.

No es un exorcismo primero porque no hay una posesión, segundo porque no se dirige uno al demonio en ningún momento, sólo se ora a Dios para que le libere de cualquier mala influencia. Aun en el caso de que se tenga ese permiso para dirigirse al demonio y ordenarle que salga, no es un exorcismo ni litúrgica ni jurídicamente hablando. Sino que se trata de una oración de liberación en la que se insertan unas órdenes al demonio. Pero si el grupo (o el que dirige ese grupo) carece de tal autorización episcopal, bastará orar a Dios para que sea Él el que destruya el poder del demonio sobre ese sujeto.

 

Las oraciones de liberación a veces logran su efecto en pocos minutos, pero en ocasiones pueden ser necesarias muchas sesiones.

La influencia lejos de ser algo leve, puede ser un fenómeno muy persistente y con graves consecuencias en la salud de la persona. Por eso puede haber casos en que lo mejor sea que el sujeto se pase por uno de estos grupos una vez a la semana para que oren por él unos cuantos minutos cada vez: cinco minutos, diez o quince.

En los casos de influencia el incremento de la vida de oración de la persona puede romper esas ataduras del demonio sobre su cuerpo y su alma.

El exorcismus missionalis que aparece en esta obra puede ser rezado por la misma persona cada día, lo cual constituiría una oración de autoliberación.

 

Los grupos de oración de liberación deben enseñar a los que se dirijan a ellos pidiendo ayuda, a realizar estas oraciones de autoliberación. Pues ocurre con cierta frecuencia que estas personas piden toda la liberación de estos grupos, pero el interesado no suele esforzarse demasiado. En los casos de influencia, el interesado puede hacer tanto por su liberación como el grupo.


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