No existe un ritual determinado para este tipo de oración. Aunque el Ritual de exorcismos ofrece en el Apéndice II unas oraciones bajo el título Súplicas que privadamente pueden ser usadas por los fieles en la lucha contra los poderes de las tinieblas.

 

El buen padre Orfila, sacerdote de la diócesis de Gibraltar, con experiencia en el tema de la liberación e escribió en cierta ocasión:

No existe una oración específica para la liberación. Oramos por la liberación del mismo modo que lo podríamos hacer para que llueva o para encontrar aparcamiento.

 

Sapientísimas palabras, nunca en toda esta materia de la lucha contra el demonio debemos poner nuestra confianza en las cosas, sino en Dios. Y además, el que no exista una oración determinada y específica para la liberación de la libertad de adaptarse en cada caso con lo que se crea más adecuado.

 

De todas maneras, sugiero aquí como organizar este ministerio de la liberación de las influencias del demonio:

  1. Todos de rodillas, pueden comenzar con una petición personal en silencio a Dios para que les ayude a llevar a cabo ese ministerio.
  2. El que dirija el grupo, pedir a Dios en esa oración personal silenciosa que le inspire lo que deba hacer, que ayude a discernir y que no permita que se caiga en el error en el tratamiento de ese caso.
  3. Si se cree conveniente, el que dirija el ministerio que haga una oración en voz alta improvisada.
  4. Invocar a todos los santos con la letanía.
  5. Rezar un salmo o leer un pasaje de la Sagrada Escritura. Siempre es bueno pedir a Dios con sus mismas palabras o escuchar lo que Él nos tiene que decir.
  6. Oración deprecativa a Dios, pidiendo que libre de toda influencia maligna a esa persona.
  7. Insistir en las oraciones deprecativas, en las órdenes, alternándolas con cantos, rosarios, oración en lenguas, etc, según el criterio que vea conveniente el que dirija el rato de oración.

 

He dicho antes que había que pedir en esa oración personal silenciosa a Dios que le inspire lo que deba hacer. Eso es muy importante, porque tanto el exorcismo como la oración de liberación supone una auténtica lucha con entes espirituales. Y de ahí que debamos pedir a Dios que nos ilumine en esa batalla. Batalla en la que nosotros atacamos y ellos sólo resisten.

Al recitar la letanía de los santos pedimos a nuestros ejércitos que vengan en nuestra ayuda.

 

La oración dirigida a Dios (sin dar órdenes al demonio ni dirigirse a él para preguntarle nada) es una medicina sin ninguna contraindicación. Es una pena que la Iglesia tenga ese tesoro de oraciones y a veces quede infructuoso.

Incluso si la persona no tiene ninguna influencia demoníaca, esas oraciones supondrán no sólo un aquietamiento psicológico para la persona que busca desesperadamente ayuda, sino una verdadera efusión de gracia por parte de Dios.

Si pedimos, la acción real de Dios actuará benéficamente tanto sobre el que padece un influjo del demonio, como sobre el que padece un problema de sugestión o miedo patológico.

 

Ofrezco a continuación algunas de las oraciones del Apéndice II del Ritual de Exorcismos. Todas ellas pueden utilizarse en la oración de liberación o por la propia persona que necesita ayuda.

 

Oración

………………………………………………………….

“Dios omnipotente, que a los abandonados los haces habitar en tu casa, y concedes la felicidad a los cautivos, mira mi aflicción, y ven en mi auxilio, vence al enemigo inicuo, de modo que, superada la presencia del adversario, mi libertad alcance su descanso y restituido a la tranquila devoción pueda confesar que eres admirable y que concediste a tu pueblo la fuerza. Por Cristo nuestro Señor. Amén.”

 

Invocaciones

a nuestro Señor Jesucristo

………………………………………………………………….

Jesús, Hijo del Dios vivo, ten misericordia de mí.

Jesús, imagen del Padre,

Jesús, Sabiduría eterna,

Jesús, esplendor de la luz eterna,

Jesús, Hijo de la Virgen María,

Jesús, Dios y hombre,

Jesús, Sumo Sacerdote,

Jesús, heraldo del reino de Dios,

Jesús, camino, verdad y vida,

Jesús, pan de vida,

Jesús, vid verdadera,

Jesús, hermano de los pobres,

Jesús, amigo de los pecadores,

Jesús, médico del alma y del cuerpo,

Jesús, salvación de los oprimidos,

Jesús, consuelo de los abandonados,

Tú que viniste a este mundo, ten misericordia de mí

Tú que liberaste a los oprimidos por el Diablo,

Tú que pendiste de la Cruz,

Tú que moriste por nosotros,

Tú que yaciste en el sepulcro,

Tú que descendiste a los infiernos,

Tú que resucitaste de entre los muertos,

Tú que ascendiste a los cielos,

Tú que enviaste al Espíritu Santo a los Apóstoles,

Tú que te sientas a la derecha del Padre,

Tú que has de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

 

Por tu encarnación, líbrame, Señor

por tu nacimiento,

por tu bautismo y tu santo ayuno,

por tu Cruz y tu Pasión,

por tu muerte y resurrección,

por tu admirable ascensión,

por la efusión del Espíritu Santo,

por tu gloriosa venida,

 

Sálvame, Cristo Salvador, por la fuerza de tu Cruz + [el fiel puede signarse]. Tú que salvaste a Pedro en el mar, ten misericordia de mí. Por el signo de la Cruz +, líbranos de nuestros enemigos, Dios nuestro.

 

Por tu Cruz +, Señor. Recordamos tu gloriosa Pasión. Ten compasión de nosotros, tu que padeciste por nosotros.

 

Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz + redimiste al mundo.

 

Invocaciones

a la dichosa Virgen María

………………………………………………………………….

Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas. Antes bien líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

 

Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros. Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros

 

Concédeme alabarte, Virgen sagrada. Dame fuerza contra tus enemigos.

 

Madre mía, confianza mía.

 

Virgen madre de Dios, María, suplica a Jesús en favor mío


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