Ya hemos visto que cada demonio pecó con una intensidad determinada.
Además, cada demonio pecó en uno o varios pecados en especial. La rebelión tuvo su raíz en la soberbia, pero de ella nacieron otros pecados.
Cada demonio tiene su psicología, su forma de ser particular.
Los hay locuaces, los hay más despectivos, en uno brilla especialmente la soberbia, en otro el odio, etc.
Aunque todos se apartaron de Dios, unos son más malos que otros.

 

Hay nueve jerarquías de ángeles.
Las jerarquías superiores son más poderosas, bellas e inteligentes que las inferiores.
De cada una de ellas (virtudes, potestades, serafines, etc.) cayeron ángeles transformándose en demonios.
Aunque sean demonios siguen conservando intacto su poder e inteligencia.

 

Por lo tanto, está claro que existe una jerarquía demoniaca.
Una cosa comprobada en los exorcismos es que entre ellos existe un poder de los superiores sobre los inferiores.
¿En qué consiste ese poder?
Es algo imposible de saber, pues no se ve como un demonio puede obligar a otro a hacer algo, pues no hay cuerpo que forzar o empujar.
Sin embargo, un demonio superior puede forzar a uno inferior a no salir de un cuerpo durante un exorcismo. Aunque el inferior sufra y quiera salir, el superior se lo puede impedir.
Pero cómo un demonio puede forzar a otro demonio siendo éste intangible, es algo que escapa a nuestra compresión.


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