
Existe un cierto paralelismo entre la zoología y la demonología. Pues, aunque cada ser angélico es completamente distinto de otro, es posible englobarlos en grandes grupos.
Es decir, imaginemos que de cada especie de mamíferos existiera un único ejemplar: un solo ciervo, un solo gamo, etc. Cada uno sería distinto, pero dentro del mundo zoológico podríamos agrupar a esos seres únicos en una única especie, la de los mamíferos, no porque sean iguales entre sí, sino porque son más similares entre sí que frente a otras especies: insectos, peces, etc.
Lo mismo sucede con las naturalezas angélicas: cada una es distinta, pero pueden ser agrupadas en grandes grupos, en este caso y según la dice la Biblia, nueve:
Serafines
Querubines
Tronos
Dominaciones
Virtudes
Potestades
Principados
Arcángeles
Ángeles
Si las diferencias entre los animales son tan grandes, en el mundo angélico son mayores, pues la forma está liberada de las leyes de la biología y la materia.
Si grande es la diferencia entre una hormiga y una ballena, indeciblemente mayor es la diferencia entre un ángel de la novena jerarquía y los de la primera.
Añadir comentario
Comentarios