
Todo ángel caído conserva la inteligencia de su naturaleza angélica. Y con ella sigue conociendo. Conoce e indaga con su mente el mundo material y el espiritual, el mundo real y el conceptual.
Como ser espiritual y profundamente interesado por las cuestiones conceptuales, sabe muy bien que la Filosofía es la más elevada de las ciencias.
En el conocer encuentra placer, pero también sufrimiento. Sufre cada vez que ese conocimiento le lleva a considerar a Dios.
Pero el demonio no está constantemente sufriendo; muchas veces simplemente piensa. Solo sufre cuando se acuerda de Dios, y se vuelve a hacer consciente de su miserable estado. Unas veces sufre más, otras menos, no hay uniformidad en su sufrimiento.
Seria bastante horrible pensar en los demonios como seres en sufrimiento permanente, a cada instante y en cada momento. La separación de Dios produce sufrimiento por toda la eternidad, pero es el sufrimiento del alejamiento, no el de una máquina de tormento constante.
El demonio ni está tentando siempre, ni está retorcido de dolores espirituales siempre.
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