No hay nadie que pueda decir cuantas tentaciones proceden del demonio y cuantas de nuestro interior; pero parece razonable pensar que la mayor parte de las tentaciones proceden de nosotros mismos.
No necesitamos a nadie para ser tentados; basta la libertad para poder usarla mal; basta tener que tomar una decisión en una elección para optar conscientemente por la decisión errónea y sin poder echarle la culpa a nadie, más que a nosotros mismos.


Es cierto que el demonio tentó a la primera mujer…. pero sin demonio hubiéramos podido pecar igualmente.
La tentación no necesita del demonio, se basta a sí misma.
¿Si no, quien tentó al demonio?


Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios