Cirilo de Jerusalén (315, Jerusalén - +386, Jerusalén) fue un obispo griego y miembro destacado de la patrística.

Cirilo nació en el seno de una familia de padres cristianos.
Tuvo alguna simpatía por los arrianos; pero se separó de ellos muy pronto y se adhirió a los semiarrianos homoiusianos, una orientación teológica que proponía el término “homoi-ousios” (de naturaleza semejante) en vez de “homo-ousios” (de la misma naturaleza, es decir, de la misma naturaleza que el Padre): se trataba sólo de añadir una letra, pero era suficiente para eliminar la idea de la consubstancialidad entre el Padre y el Hijo.
Cirilo abandonó también a los semiarrianos y se adhirió a la doctrina ortodoxa de Nicea. Por este motivo fue desterrado varias veces bajo los emperadores Constancio y Valente.
El primer concilio ecuménico de Constantinopla, en el que participó Cirilo, reconoció la legitimidad de su episcopado.

Las primeras incertidumbres de su pensamiento teológico demoraron, en Occidente, el reconocimiento de su santidad.

El 28 de julio de 1883 fue proclamado Doctor de la Iglesia por León XIII
El pontífice le concedió este título por las 24 Catequesis que Cirilo compuso probablemente al comienzo de su episcopado, y que iban dirigidas a los catecúmenos que se preparaban para recibir los sacramentos.
De las primeras 19 catequesis, 13 están dedicadas a la exposición general de la doctrina, y 5, llamadas "mistagógicas", están dedicadas al comentario de los ritos sacramentales de la iniciación cristiana.


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