Los casos de posesión que aparecen en la mayoría de los libros sobre el demonio tienen el problema de no haber sido presenciados directamente por aquel sido presenciados directamente por aquel que finalmente los puso por escrito, sino que se basan en testimonios. Y por lo tanto siempre plantean el problema de la fiabilidad, ¿hasta qué punto sucedieron las cosas tal como las cuentan los testigos?

Mi experiencia es que en este campo los impresionados testigos suelen magnificar las cosas, ya no digamos nada si entre el hecho y su puesta por escrito han pasado algunos años. Por eso el valor de esta parte del libro es que yo puedo dar fe de lo que aquí se cuenta, ya que estos casos los he conocido y tratado yo personalmente.

En la relación que haré de cada persona tratada siempre distinguiré claramente entre lo que la persona me cuenta y aquello de lo que fui testigo directamente. Evidentemente sólo puedo dar fe de lo que he visto, acerca de lo que me cuentan ni yo mismo a veces puedo hacer un juicio claro.

 

Creo que para los especialistas (tanto exorcistas como psiquiatras) será de utilidad por fin disponer por escrito de un buen número de casos seguros y que reflejen la variedad de tipos de posesos que pueden llegar a un departamento diocesano de atención a supuestos posesos.

 

Por otro lado, la utilidad también de esta recopilación de casos que ha durado años, está en dar a entender a los exorcistas que la inmensa mayoría de los casos que llegan a nosotros son casos que están muy lejos de cualquier tipo de espectacularidad. Y que, por el contrario, requieren de los que los atendemos de una gran paciencia por lo tediosos que son, teniendo que ver muy a menudo más con una labor de confesionario o de asesoramiento psicológico que con labores que tienen que ver más con guiones de cine que con la realidad diaria de nuestro trabajo.

Hay casos espectaculares, pero son pocos. Incluso en los casos en los que hay una acción demoníaca invisible influyendo, en la mayor parte de esos casos su acción es tan invisible y sutil que no tienen nada de extraordinario.

Sin duda, conocer en detalle el día a día de este ministerio a través de estos casos, va a quitar mucho misterio a esta labor, pero había que plasmar lo mas fielmente posible la realidad, por muy desmitificadora que sea ésta.

 

Los casos que pongo a continuación tratan de mostrar con la mayor amplitud posible la gama de fenómenos demoníacos que puede tener que atender el exorcista, la gama de casos que llamarán a su puerta pidiendo su consuelo y ayuda.

En la recopilación que sigue hay caos extraordinarios y sorprendentes, casos que sí que serían adecuados para una película, pero que no se equivoque el futuro exorcista: los casos recopilados aquí son tantos por haber sido reunidos después de años de atender a muchas personas, casos que no constituirán la labor ordinaria del que se dedique a este ministerio.

 

Esta lista de casos que sigue trata de ser representativa, no omnicomprensiva de todo lo que me ha llegado en estos años.

Transcribir aquí todos mis archivos acerca de casos hubiera sido tedioso y sin duda repetitivo. He preferido simplemente mostrar la gama de hechos que pueden llegar a suceder.

CASO 1

El caso más importante que he tenido en mi vida ha sido el de una chica a la que he dado en llamar Marta.

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CASO 3

En este caso la posesión duró cinco años y el exorcismo casi medio año. Proceso de exorcismo que constó de doce sesiones repartidas durante esos cinco meses.

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CASO 4

Llegó una mujer de unos cuarenta años acompañada por el que me presentó como su marido. La mujer me refirió los típicos síntomas de aquellos que pueden ver espíritus. La impresión de verosimilitud de su relato venía reforzada por el hecho de que su bisabuela y su abuela también podían almas de difuntos. Pero el problema por el que vino a consultarme había comenzado cuatro años antes, cuando no sólo veía esas almas, sino que comenzaron a agarrarle por el brazo y a ordenarle que le siguieran.

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CASO 5

Me llama el capellán de un hospital. Me dice que hay una niña que va a ser trasladada de hospital, porque los médicos no saben qué es lo que tiene ni como curarla. La niña lleva tres días internada porque no deja de llorar y de decir horrorizada que se le aparece un demonio que le asusta y le dice cosas. Antes de ser internada había sido una niña completamente normal, mentalmente sana, que nunca se había preocupado malsanamente por lo religioso y menos por lo demoníaco. Desde luego la preocupación por el demonio no se la había inculcado su familia, puesto que sus padres no eran nada religiosos. Baste como muestra de ello que ni siquiera habían bautizado a la niña.

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CASO 6

Recibí la llamada de un párroco del sur de España. Quería contarme que en su parroquia un grupo de jóvenes entre los 28 y los 35 años hacían espiritismo cada semana. Me dijo que ese grupo de unas ocho personas contactaban con un ser desde hacia años. Se había establecido una relación muy profunda entre ellos y ese espíritu después de tantas conversaciones espiritistas. El extraño ser afirmaba ser un extraterrestre de otra galaxia, les había comunicado su nombre y otras muchas cosas acerca de sí mismo. Asimismo, les había explicado muchos aspectos del mundo espiritual. También les había dado buenos consejos tales como que debían ir a misa. En una ocasión les advirtió que debían ir a cierta hora exacta, a un lugar concreto, para evitar un mal a una persona. Y así fue, cuando llegaron al lugar, a esa hora, fue para descubrir que justamente allí estaban atracando a una mujer. La llegada de estos jóvenes puso en fuga a los atracadores. Las cosas que les decía este ser, unas coincidían con la fe cristiana, otras no. A veces les decía cosas buenas acerca de los sacerdotes, pero en otra ocasión le dijo a una chica que abortara porque el niño que tenía era hijo de Satanás y no del chico con el que había tenido relaciones. La chica abortó.

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CASO 7

Así como hay casos largos, los hay que con que se ore una sola vez es suficiente. Uno de estos casos breves fue el de una señora que se resolvió en dos sesiones, aunque espaciadas a lo largo de un año. Cuando me vino a ver, me dijo que estaba segura que una persona en concreto le había hecho un maleficio. ¿Cómo está tan segura?, le pregunté. Pues porque yo tenia empleada a una chica, me contestó, a la que un día en un rincón escondido del lugar de trabajo le encontré muchas velas negras, así como otros objetos de los que se emplean para realizar magia negra. Lo tiré todo, me dijo, y le reñí a esta empleada. Al cabo de unas semanas, la despedí. Entonces fue cuando la chica despedida me dijo por teléfono que me iba a hacer magia negra. Concretamente le dijo: Te voy a hundir. Te voy a poner gorda como una vaca. Desde entonces la empleadora comenzó a tener pasión por los dulces y a engordar muchísimo.

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