1. El sacerdote ha de comenzar con el ritual y una vez que llega al final de éste, debe continuar con aquello que vea que más atormenta al demonio.

 

  1. El sacerdote puede retirarse a hacer otras ocupaciones, mientras el grupo de laicos reza el rosario en voz alta por la liberación de la persona. Así el sacerdote puede descansar rezando el breviario, dándose un pequeño paseo, etc.

 

  1. El ritual de exorcismos puede ser interrumpido en cualquier momento en medio de su transcurso para insistir en aquello que se vea que tiene más efecto.

 

  1. Al demonio sólo se debe dirigir el exorcista. Aunque el demonio se dirija a alguien, el laico no debe ni contestarle, ni preguntarle, ni increparle. No porque haya ningún peligro en tal cosa, sino porque permitir este tipo de intervenciones significaría que el rito caería en el desorden.

 

  1. El rosario tiene un poder excepecional para debilitar al demonio. El demonio puede no obedecer en nada al exorcista, pero tras el rezo de un rosario besará el crucifijo, mirará una imagen de la Virgen o hará cualquier otra cosa que le mande el exorcista. Y si no obedece tras un rosario, lo hará tras el segundo, o sino tras el tercero. Cuando el demonio comienza a obedecer es que ya está muy debilitado por el poder de la oración. Y una vez que se debilita, su salida está ya más cerca.

 

  1. Cuando comienza a decir cosas tales como asesinos, me estáis matando, no puedo más… es que su salida es ya inminente.

 

  1. Es muy útil preguntarle: en el nombre de Jesús ¿qué es lo que te va a hacer salir? Si uno le pregunta que es lo que le atormenta, o lo que más le atormenta, a veces dice una cosa. Pero ante la pregunta de qué es lo que te va a hacer salir, a veces la respuesta es otra. Aunque como es lógico se resiste mucho más a responder aquello que es más importante.

 

  1. Cuando el demonio debilitado se cierra en banda a responder qué es en concreto lo que le va a hacer salir, entonces uno puede invitar a los presentes a rezar juntos un avemaría para que responda.

Rezar con fe y concentración es esencial.

 

  1. A veces, se haga lo que se haga, los demonios no responden y llegan a salir antes que responder.

 

  1. Conviene recorrer en círculo y asperger con agua bendita el lugar donde se va a exorcizar para pedir a Dios Padre que derrame la santa sangre de su Hijo sobre ese lugar para que evite el que los demonios de fuera puedan comunicarse con los de dentro o ayudarles. Ya que durante el exorcismo a veces los demonios llaman a otros demonios para que les ayuden.

 

  1. Es muy útil dar a beber agua bendita al demonio durante el exorcismo. Por supuesto debe estar en gracia de Dios el poseso. No debe dársele la comunión a la fuerza, sino cuando obedece. Entonces el mismo poseso a la orden del sacerdote abrirá la boca y no profanará la Eucaristía.

 

El consejo numero 2 en que se decía que el exorcista puede retirarse a hacer otras ocupaciones en mitad de la sesión mientras el grupo de laicos reza el rosario es muy importante. Porque con sólo media hora de descanso, el exorcista llega fresco y descansado, mientras que el demonio está ya todavía más agotado y debilitado, pues él no ha tenido descanso.

Este tipo de interrupciones pueden repetirse varias veces, permitiendo al exorcista dedicarse a actividades completamente ajenas al exorcismo y en otra parte de la parroquia o, incluso, en la rectoría. Cuando vuelva, encontrará al demonio más débil por la fuerza de la oración, mientras que el exorcista comenzará otra vez con nuevo entusiasmo.

 

No obstante, hay demonios a los que el mero rezo del rosario en grupo no les afecta, de manera que el poseso sale del trance. Si esto ocurre un miembro del equipo de laicos debe ir a por el sacerdote para que retorne a exorcizarlo. Pues si el poseso sale del trance no pasa nada, no sucede nada malo, pero eso significa que el rezo del rosario no mortifica al demonio y que el exorcismo queda interrumpido en tanto en cuanto no vuelva el sacerdote y reemprenda sus oraciones.

 

Hay algunos sacerdotes que se dedican al ministerio del exorcismo que poseen la gracia carismática del don de lenguas, un don concedido por el Espíritu Santo. Claro que se trata de un don que no se puede aprender, lo concede Dios. Si el sacerdote tiene ese don de lenguas muy desarrollado, siempre será más útil el uso de este don que el ritual de exorcismo. Pero insisto en que ha de tener este don carismático muy desarrollado. Si es así, puede comenzar directamente orando en lenguas tras rezar la letanía de los santos y pedir a Dios su bendición y protección.

 

Que toda la sesión esté bajo la dirección del sacerdote que tiene el permiso para ese exorcismo. De manera que si un laico u otro sacerdote presente desobedece sus indicaciones que sea expulsado del lugar sin contemplaciones y de inmediato. Por ejemplo, si un presbítero presente se pusiera a increpar o a preguntar al demonio contra la voluntad del que dirige la sesión.


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