
El martirio de San Juan Bautista es un hecho narrado en los evangelios, y que relata la muerte de Juan el Bautista por decapitación.
Herodes Antipas había ordenado su encarcelamiento, reteniéndole en la fortaleza de Maqueronte y a quien, el día de su cumpleaños y a petición de Herodías, mandó decapitar.
El historiador judío Flavio Josefo relata que Herodes mandó encarcelar y matar a Juan, afirmando, sin embargo, que la verdadera razón que tuvo Herodes para hacerlo fue "la gran influencia que Juan tenía sobre el pueblo", y que eso podría persuadir a Juan "a levantar una rebelión, ya que sus seguidores parecían dispuestos a hacer cualquier cosa que él aconsejara". Flavio Josefo afirma además que muchos de los judíos creían que el desastre militar que más tarde cayó sobre Herodes era el castigo de Dios por su comportamiento injusto hacia Juan.
El Evangelio de Marcos presenta a Juan como el cumplidor de una profecía de Isaías. Tras el pasaje del bautismo de Cristo en el río Jordán, se narra la muerte de Juan cuando Herodes Antipas, al escuchar historias de Jesús, piensa que Juan el Bautista ha resucitado de los muertos.
En los Evangelios sinópticos, Juan el Bautista reprobaba la unión de Herodes Antipas y Herodías por ser la mujer de su hermano, lo cual era un concubinato. A causa de esto, y para contentar a su mujer, Herodes Antipas mandó encerrar al profeta en un calabozo, pero no le mataba porque se entretenía escuchando sus historias y, en el fondo, le temía, ya que era un hombre "recto y sagrado" y por temor a las protestas del pueblo.
El día del cumpleaños de Herodes, en medio de una fiesta con los principales de Galilea presentes, Salomé realizó una danza para él, la cual agradó tanto al rey que este le permitió, bajo juramento, que le pidiese como regalo lo que quisiera. Aconsejada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata. Muy disgustado, como había dado su palabra, Herodes Antipas lo mandó decapitar, y un guardia se encargó de entregarle la cabeza a Salomé como la había pedido, que a su vez la entregó a su madre (Mateo 14:1-12, Marcos 6:14-29 y Lucas 9:7-9). Sus discípulos recogieron su cuerpo y lo enterraron.
En el arte, este episodio ha sido reproducido en numerosas ocasiones siendo conocido como "Salomé con la cabeza del Bautista.
Es considerado el "Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente", ya que tanto en su vida como en su muerte dio testimonio de la venida del Mesías y, con ello, el Reino de Dios.
la cabeza de san juan bautista
Es difícil determinar qué fue de la cabeza de Juan el Bautista.
El historiador griego Nicéforo y el hagiógrafo bizantino Simón Metafraste dicen que Herodías la hizo enterrar en la fortaleza de Maqueronte (coincidiendo con el historiador Flavio Josefo).
Otros autores dicen que fue enterrada en el palacio de Herodes en Jerusalén. Allí habría sido encontrada durante el reinado de Constantino y de allí llevada secretamente a Emesa, en Fenicia, donde fue ocultada, permaneciendo el lugar desconocido durante años, hasta que fue manifestado por una revelación en 453.
Aunque a lo largo de los siglos, ha habido muchas discrepancias en las diversas leyendas y reliquias reclamadas en todo el mundo.
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