Thomas Becket (Londres, Inglaterra; 21 de diciembre de 1118 - +Canterbury, Inglaterra; 29 de diciembre de 1170), conocido también como Tomás Becket, Tomás de Canterbury, Tomás de Cantorbery, Tomás Canturiense o Tomás de Londres, fue un noble, político y religioso católico inglés, arzobispo de Canterbury entre 1162 y 1170, y lord canciller del Reino de Inglaterra.

Nacido en el seno de una familia burguesa originaria de Caen en Normandía, era hijo de Gilberto Becket y su esposa Matilda.
Su padre era amigo del acaudalado noble Richer de L'Aigle, que fue quien le enseñó a Thomas normas de cortesía y buenas maneras, a montar a caballo y a cazar.

A los diez años realizó sus primeros estudios de leyes civiles y canónicas en la abadía de los monjes de Merton, en Surrey. También estudió teología en París y Bolonia.
De regreso a Inglaterra, se puso a las órdenes del arzobispo de Canterbury, Teobaldo, que impresionado por su capacidad, sagacidad, y educación, le encargó varias misiones en Roma.
En 1154 se convierte en diácono de la diócesis de Canterbury.
Un año después, el nuevo rey de Inglaterra Enrique II lo nombra canciller del reino. Thomas es el hombre de más confianza del monarca, vive una vida agitada y no desdeña los símbolos y los privilegios de poder. Sin embargo, no deja de ser generoso con los pobres y muestra una libertad interior frente al soberano del que se convierte no solo en consejero, sino también en amigo.

La conversión en la vida de Tomas Becket sucede en 1.161, cuando acepta ser el arzobispo de Canterbury.
Aquel nombramiento fue fuertemente apoyado por el rey Enrique II, que jamás hubiera pensado encontrar un fuerte adversario en aquel que una vez fue su más estrecho colaborador.
Thomas es ahora servidor del Señor, que es más grande que el rey de un Estado terreno. El contraste se acentúa cuando Enrique II quiere limitar la libertad y la independencia de la Iglesia católica en Inglaterra, con las Constituciones de Clarendon. A Thomas se le pide firmar la Carta para limitar las prerrogativas de la Iglesia, pero esta imposición viene rechazada por el nuevo arzobispo de Canterbury con esta decisión:
En el nombre de dios omnipotente, no pondré mi sello”. El amigo se transforma así, a los ojos del rey, en acérrimo enemigo.

Por defender la justicia y la Iglesia fue obligado a desterrarse de la sede Canterbury y de la misma Inglaterra: después de ser huésped en un monasterio cisterciense tendrá que exiliarse a Francia; allí permanecerá seis años lejos de su patria.
Cuando regresa a Canterbury encuentra la alegre recepción de los fieles, pero un enorme rechazo todavía más profundo de parte de la Corona.

Tomas Becket padeció mucho hasta que fue asesinado el 29 de diciembre de 1170 a cuchilladas en el interior de la catedral.
Se narra que a la pregunta de los asesinos “¿Dónde está Tomás el traidor?” respondió: “Estoy aquí, pero no como traidor, sino como obispo y sacerdote de Dios”.
La conmoción suscitada por este asesinato fue inmensa, más allá de los confines de Gran Bretaña, tanto que solo tres años después, el 21 febrero de 1.173, el Papa Alejandro III consagra su martirio elevándolo al honor de los altares.

Fue canonizado el 12 de julio de 1174 por el mismo Alejandro III.


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