
Bernabé (Siglo I; Chipre - +61 d.C.; Salamina, Chipre), era un judío de la tribu de Levi nació en Chipre. Su nombre original era el de José, pero los Apóstoles se lo cambiaron al de Bernabé, que significa ‘hombre esforzado’.
A pesar de que no fue uno de los Doce, también es considerado Apóstol a causa de la misión especial que le confió el Espíritu Santo y de su activa tarea apostólica.
Se le menciona en las Sagradas Escrituras en el cuarto capítulo de los Hechos de los Apóstoles, donde se menciona también la venta de sus propiedades.
Fue elegido para llevar el Evangelio a Antioquia. Para esta misión obtuvo la cooperación de San Pablo. Los dos obtuvieron gran éxito; Antioquía se convirtió en el gran centro de evangelización y fue ahí donde, por primera vez, se llamó Cristianos a los fieles seguidores de Cristo.
Volvieron a Jerusalén enviados por los cristianos de la iglesia de Antioquía, con una colecta para los que estaban pasando hambre en Judea. Después de ayuno y oración, y tras recibir la misión y la imposición de manos (Hechos 13:3), partieron acompañados de Juan Marcos, futuro evangelista, que era hijo de María del Cenáculo (Hechos 12:12) y primo de Bernabé, (Colosenses 4:10).
Los tres fueron a predicar a otros lugares, entre estos Chipre, la patria de Bernabé; allí convirtieron al procónsul romano Sergio Paulo, y a Saulo se le nombra por primera vez, en la Biblia, como Pablo (Hechos 13:9-20).
Fueron luego a Perga, en Panfilia, donde se inició su más peligroso viaje. Juan Marcos no estaba muy decidido y les abandonó, regresando solo a Jerusalén; luego prosiguieron su viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor.
En Iconio, capital de Licaonia, estuvieron a punto de morir apedreados; se refugiaron en Listra, donde San Pablo curó milagrosamente a un paralítico, y por esa razón los habitantes paganos dijeron que los dioses los habían visitado, y por ese motivo quisieron hacer sacrificios en su honor; Pablo y Bernabé hicieron lo imposible para evitar que la población ofreciera dichos sacrificios, y por eso se pasaron al otro extremo y les lanzaron piedras, dejando muy maltrecho a Pablo (Hechos 14:19-20).
Tras una breve estancia en Derbe, donde muchos se convirtieron (Hechos 14:21), los dos Apóstoles volvieron a las ciudades que habían visitado previamente, para confirmar a los convertidos y para ordenar presbíteros.
Después de completar la primera misión regresaron a Antioquía de Siria.
Días después, algunos de los judíos cristianos, contrarios a las opiniones de Pablo y Bernabé, comenzaron a exigir que los nuevos cristianos procedentes del paganismo, además de ser bautizados, fueran también circuncidados. A raíz de eso, se convocó el Concilio de Jerusalén, donde participaron Pablo, Bernabé y Tito (Gálatas 2 y Hechos, 13 al 15); donde se declaró que los gentiles convertidos al cristianismo estaban exentos de la circuncisión.
Ante un segundo viaje misionero, surgió un conflicto entre Pablo y Bernabé: Bernabé quería llevar a su sobrino Juan Marcos, y Pablo se oponía por su abandono en el primer viaje.
Por ello decidieron separarse: San Pablo se fue a su viaje con Silas, profeta y misionero romano de origen judío, y Bernabé partió a Chipre con Juan Marcos.
Bernabé fue martirizado en Salamina, en la isla de Chipre, a manos de judíos de la diáspora.
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