El Inmaculado Corazón de María es la devoción referida a la vida interior de la Bienaventurada Virgen María, sus gozos y tristezas, sus virtudes y su perfección; y, sobre todo, su purísimo amor por Dios Padre, su amor maternal por Jesús y por los hombres.

Aunque la concepción de Jesús se realizó por obra del Espíritu Santo, sí pasó por las fases de la gestación y el parto como la de todos los niños. El Corazón de María dio su sangre y su vida a Jesús Niño, pero la maternidad de María no se limitó al proceso biológico de la generación, sino que contribuyó al crecimiento y desarrollo de su hijo.

Siendo la educación una prolongación de la procreación, el Corazón de María educó el corazón de Jesús Niño, y le enseñó a comer, a hablar, a rezar, a leer y a comportarse en sociedad. Ella es Theotokos (palabra griega que significa Madre de Dios) porque engendró y dio a luz al Hijo de Dios, y porque lo acompañó en su crecimiento humano. Jesús es Dios, pero como hombre tenía necesidad de tener una educación, ya que vino al mundo en una condición humana semejante a la nuestra, excepto en el pecado (Hb 4,15). Y como todo ser humano, el crecimiento de Jesús como hijo humano requirió la acción educativa de sus padres humanos, en especial la de su Madre.

El evangelio de san Lucas, en particular el período que habla de la infancia de Jesús, narra que estaba en Nazaret sujeto a José y a María: "María guardaba todas estas cosas en su corazón" (Lc 2,51).


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