Andrés (principios del siglo I; Betsaida, Galilea - +mediados del siglo I; Patras, Grecia) fue el primer apóstol de Jesús de Nazaret. 

Su nombre proviene del griego ἀνδρείος, (valeroso). Era conocido entre judíos, cristianos y los pueblos helenizados de la provincia de Judea.

Según la tradición, el sucesor de Andrés es el Patriarca de Constantinopla.

El Nuevo Testamento indica que Andrés era hermano de Pedro; ambos eran hijos de Jonás. Andrés y Pedro eran pescadores; Jesús les hizo sus discípulos tras decirles que les haría "pescadores de hombres". 

El Evangelio de Juan añade que Andrés era un discípulo de Juan el Bautista. El relato indica que Juan el Bautista señaló a Jesús y dijo "este es el Cordero de Dios", tras lo cual varios discípulos suyos pasaron a ser discípulos de Jesús, entre los que estaba Andrés; éste le dijo a su hermano Pedro que había encontrado al Mesías, y después de llevarlo ante Jesús, éste le nombró también discípulo suyo.​

“Maestro ¿dónde vives?”.
La respuesta de Cristo a la pregunta de Andrés y de un compañero suyo llega pronto: “Venid y lo veréis”. Una invitación a la cual no es posible decir que no y que prefiguró la siguiente llamada que le dirige Jesús a la orilla del mar de Galilea junto a Simón: “Seguidme, y os haré pescadores de hombres”. Ambos no dudaron, y como cuenta el evangelista Mateo, “dejaron las redes de inmediato y lo siguieron”.

Jesús aumenta cada día más la fe del apóstol cuando, junto a Pedro, Santiago y Juan, los conduce al Monte de los Olivos y responde a sus preguntas sobre los signos de los últimos tiempos.
Se sabe que Andrés le lleva al Mesías algunos griegos deseosos de conocerlo, aunque los Evangelios no revelan otras noticias seguras al respecto.
Los Hechos de los Apóstoles refieren que junto a otros compañeros se dirigió hacia Jerusalén después de la Ascensión.
El resto de la narración de la vida del santo se confía a los textos no canónicos y apócrifos. “Tú serás un pilar de luz en mi reino”, le habría dicho Jesús a Andrés según un antiguo escrito copto.

Escritores cristianos de los primeros siglos refieren que el apóstol Andrés habría viajado como misionero y predicador a Tracia, Escitia y Acaya, según Basilio de Seleucia. ​En el Librus miracults Andreae Apostoli, atribuido a Gregorio de Tours (538-594), se narra la vida de Andrés desde Jerusalén hasta Grecia, pasando por las costas del Mar Negro.

Cerca del año 60, en Patrasso, Andrés afrontó el martirio: colgado en una cruz que él quiso en forma de X, evocando así la inicial griega del nombre de Cristo, antes de exhalar el último suspiro, y según la Leyenda Aurea, habría pronunciado estas palabras:
“Cruz, santificada del cuerpo de cristo. Cruz buena, deseada por tanto tiempo, desde siempre te he amado y deseo abrazarte. Acógeme y llévame a mi maestro”.

La iconografía suele representarle crucificado en esa cruz en forma de X.​


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