
SU ESPECIAL ASISTENCIA A LOS CARTUJOS A LA HORA DE SU MUERTE
A la Santísima virgen, Madre de los cartujos y Patrona de nuestros desiertos, está unida la Orden cartujana.
Ella es la que ha intervenido de un modo palpable, a veces de un modo milagroso en la fundación de casi todos nuestros monasterios y en el gobierno de los mismos; Ella es la que en muchas ocasiones se ha constituido en guardiana y defensora de sus intereses, tanto materiales como espirituales. A Ella debe la Orden el que la observancia se haya sostenido siempre en todo su vigor e integridad.
Ella ha sido la que la ha conservado inmune de la incredulidad, la herejía, y la apostasía general de tantos pueblos, sin que haya padecido la menor relajación su disciplina; la que la ha mantenido siempre tan sumisa a sus leyes de la Iglesia, tan dócil a los mandatos de los Romanos Pontífices y de los Obispos de las respectivas Diócesis, tan obediente a toda autoridad, tan amante de las demás Órdenes, como hijas que son de la misma Madre.
Una forma peculiar y característica de ese amor y particular protección dispensada por la Virgen a sus devotos cartujos consiste en la ayuda y asistencia que les presta a la hora de la muerte, endulzando su agonía con la esperanza o seguridad que suele darles de su eterna salvación. No en vano cinco veces al día imploran esa asistencia en la invocación que la dirigen y que se contiene en uno de los himnos de su Oficio:
Per tuum, Virgo, Filium,
Per Patrem, per Paraclitum,
Adsis praesens ad obitum
Nostrumque muni exitum.

VIDA MARIANA DE LOS CARTUJOS
La vida del cartujo es una vida mariana por excelencia; de ahí que tantos religiosos de la Orden se complazcan en añadir a su nombre de religión el dulce nombre de María, que es el que todas nuestras religiosas llevan antepuestos a su nombre de pila.
Entre los sucesores de San Bruno, la mayor parte se han distinguido por su extraordinaria devoción a la Santísima Virgen.
De la devoción a Ella de nuestros Santos es sobrado testimonio el mero hecho de ser santos cartujos.
ALGUNAS MODALIDADES DEL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN EN LA LITURGIA CARTUJANA
Nota característica de nuestra liturgia es la adición del Ave María al Pater noster que se dice al empezar las Horas del citado Oficio y las del Oficio canónico y demás preces oficiales de la Orden, y la serie de padrenuestros de que consta el Oficio de los Hermanos.
Otra singularidad de dicha liturgia es la "Misa seca" de la Virgen, que se reza en la celda, a la vuelta de Maitines. Es un recuerdo, conservado únicamente en nuestras cartujas, de esa clase de misas sin sacrificio, que se celebraban en la Edad Media.
También es propio de la liturgia cartujana el cuarto Angelus que se reza todas las noches al terminar los Laudes del Oficio canónico.
Digna de especial menciones también la solemnidad y devoción con que se celebran en nuestros monasterios las fiestas de la Virgen, especialmente la fiesta de la Inmaculada Concepción. El día de esa fiesta, lo mismo que en la fiesta de la Asunción, antes de Vísperas, hay procesión por los claustros, que recorre la Comunidad cantando la letanía lauretana.

OTRAS DEVOCIONES MARIANAS DE LOS CARTUJOS
Con devoción muy parecida, aunque no con tanta solemnidad, se celebra en las Cartujas, el sábado antes del Domingo de Ramos, la fiesta de los Dolores. En ese día, a las tres de la tarde, se reúne la Comunidad en la capilla de dicha advocación, donde se canta el himno Stabat.
Devotísima también ha sido nuestra Orden del dulcísimo Nombre de María. Esa fiesta con rito de solemnidad se viene celebrando desde el siglo XIX en las Cartujas de España.
De la devoción al Corazón de Maria fue promotor el cartujo Lanspergio, quien examina y expone los motivos en que se funda dicha devoción en muchos lugares de sus obras.
Otras muchas devociones marianas practicadas por la Orden son la devoción del sábado, de que habla el Padre Lanspergio; pero la devoción mariana por excelencia es la del Santo rosario, de la que muchos de los religiosos cartujos dedican parte del tiempo de la recreación, del trabajo manual y aún de los paseos semanales a fabricar rosarios.

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