A comienzos de la era cristiana, en el ámbito del Imperio Romano existía el espiritismo practicado en diversas formas. Esas formas de espiritismo, así como los ritos iniciáticos de sacerdotes o sacerdotisas que a toda costa querían entrar en A 160 contacto y comunicación con las divinidades y genios, de por sí eran provocadoras de posesión. Este tipo de ritos conjuratorios de invocación de divinidades para que usasen al sacerdote (y más frecuentemente a la sacerdotisa) como medium están muy documentados tanto en Roma, Grecia y Egipto. Por todo esto poseemos abundantes textos de los primeros siglos del cristianismo que nos muestran como el ministerio del exorcismo era muy frecuente en esa época. Ministerio cristiano, pues el exorcismo (eficaz) es un hecho típica y específicamente cristiano.

         Los ritos invocatorios de entidades desconocidas fueron desapareciendo en el entorno del Imperio Romano y también la práctica del exorcismo fue decreciendo. Pero el exorcismo se siguió practicando en los territorios de misión en el norte de Europa. El fenómeno de la posesión era referido por los misioneros que trabajaban entre bárbaros. Poco a poco, el ministerio del exorcismo va siendo relegado paulatinamente hacia regiones más norteñas, en la zona de contacto con paganos conversos.

         El avance del cristianismo supone la desaparición de la brujería y la invocación pagana de este tipo de seres invisibles. La desaparición de estas prácticas fue casi absoluta, y por ello la posesión despareció también. Quedaron supersticiones y elementos culturales paganos en los pueblos que habían abrazado la nueva religión, pero la brujería fue practicada de un modo muy aislado y esporádico. Y cuando se practicaba, más que como invocación de seres ocultos, se trataba mas bien de fórmulas mágicas: en orden a recuperar la salud, el amor, una buena cosecha. De ahí, que la poca magia que se seguía practicando en la Europa cristiana tenía que ver más con pócimas que con invocaciones. Era una magia de fórmulas de utilización de sustancias eficaces, no una magia de invocación de espíritus. Por eso la posesión desapareció totalmente de la Europa Cristiana. Se trataba de un hecho desconocido y tan sólo se recordaba como un hecho portentoso de la época evangélica recordado por las Sagradas Escrituras.

         Esa era tónica general, aunque con excepciones, por supuesto. Alguna que otra vez aparecía en cualquier lugar de la Cristiandad la posesión como resultado de brujas que iban más allá de la magia de fórmulas, y pasaban de usar meramente pócimas a invocar esas fuerzas desconocidas. Pero es evidente que la posesión era ya un hecho excepcional. La aparición de una bruja o un grupo de brujas eran sucesos nada ordinarios que conmocionarán a los cronistas. Y respecto a su solución no se hacía ningún problema, el ritual de exorcismos estaba a mano y cuando aparecían casos de posesión se aplicaba ese ritual y el fenómeno desaparecía.

         Desde la completa cristianización de Europa y el consiguiente desarraigo de las prácticas de invocación a espíritus, se puede decir que la posesión casi enteramente dejó de existir en Europa. Tan era así, que a partir de l siglo XVIII se va a asentar más y más en el mundo intelectual la idea de que nunca existió la posesión.

         Este estado de cosas sigue así hasta la década de los 70 en el siglo XX. En ese momento muchos eclesiásticos sucumben a teorías teológicas que afirmaban abiertamente ya que el demonio era solo un símbolo, pero que en realidad no existía. Desde 1970 hasta la década de los 90, en la mayor parte de las diócesis del mundo no se practicará ni un solo exorcismo y todos los casos de supuesta posesión no serán examinados, enviándolos directamente al psiquiatra. Sea dicho de paso, la diócesis de Roma será una de las pocas excepciones en la que este ministerio se siguió practicando sin interrupción durante los peores años de la desmitologización.

         Curiosamente el auge del esoterismo en Occidente hará que cada vez abunden más los casos de posesión. Sin embargo, durante la década de los 90 comenzará un proceso en el este ministerio se practicará progresivamente con mayor frecuencia. Hoy en día son países enteros donde este ministerio se practica sin mayores problemas (Italia y Polonia entre otros). Mientras que en otros países este ministerio sigue encontrando graves dificultades.

 

En los países donde no ha llegado todavía el cristianismo hay posesiones, si hay invocación de espíritus malignos, pero no hay exorcistas. Es decir, sí que hay brujos que dicen poder liberar o controlar a esos espíritus malignos que poseen a alguien. Pero evidentemente no logran nada. El exorcismo que ellos practican es un exorcismo mágico. Tratan de controlar esas entidades por sus propios poderes personales o por medios materiales. El resultado es nulo. Esta descripción tan general es válida para todos los lugares y épocas del mundo extracristiano.

         Sin embargo, la posesión es un mal tan duro para el que lo padece, que Dios -que siempre es misericordioso puede conceder a algunas personas el don de expulsar demonios. Y así, en ciertos lugares de Marruecos, por citar un ejemplo, hay personas itinerantes que van de pueblo en pueblo y se dedican a cazar serpientes y a liberar a los posesos de los malos yin que los poseen. ¿Son todos embaucadores, absolutamente todos? No, es posible que alguno tenga un don de Dios para alivio de sus hijos, los hijos de Dios.

         Yo he visionado alguna filmación acerca del modo de obrar de este tipo de personas. No son personas santas, son evitadas por los demás, ellos afirman simplemente haber recibido este tipo de carisma. Desde luego sí que liberan los pueblos a donde van de las serpientes venenosas. Su capacidad para cogerlas con sus propias manos es portentosa, va más allá de lo concebible. Sus exorcismos son una especie de reunión del pueblo donde se toca música y se dirigen al yin maligno ordenándole que salga del poseso. La eficacia de tales prácticas es más que dudosa pues no se trata de actos que en sí tengan ninguna fuerza para hacer salir al demonio. Pero, insisto, Dios concede verdaderos carismas también fuera del cristianismo. Además, en el ámbito de las religiones monoteístas, los fieles oran al único Dios verdadero para que les ayude en sus necesidades. Es más lógico, que en ese ámbito, Dios escuche esas súplicas y conceda con más abundancia este tipo de dones a algunas personas.

 

En el ámbito del protestantismo, el verdadero creyente sí que tiene armas para hacer salir al demonio: su fe y la Palabra de Dios. Pero carece de otras como son el óleo sagrado, las imágenes bendecidas, las fórmulas del exorcismo y de otras oraciones (por ejemplo, a la Virgen), carecen también de poder pedir la intercesión a los santos. Todo esto supone que emprenden una batalla con el demonio con menos armas. Pero la fe todo lo puede y aunque precisen de más tiempo, pueden sacar al demonio. Además, esta carencia de medios suele ser subvenida por el hecho de que en confesiones pentecostales suelen los exorcismos ser practicados en medio de celebraciones de oración con mucha gente asistiendo. La oración de tanta gente reunida (orando, cantando, pidiendo) es una fuerza muy poderosa, invisible pero poderosísima.

Las iglesias ortodoxas cuentan con las mismas armas exorcísticas que los católicos (las oraciones a la Virgen, los sacramentales, el poder sacerdotal, todo). Suele ser practicado sobre todo en monasterios. Los sacerdotes que lo hacen se preparan durante una semana antes con oración y ayuno. Y después los ritos los suelen hacer varios sacerdotes a la vez.

Sin embargo, la gran especialista en la materia del demonio y del exorcismo es la Iglesia Católica. No sólo tiene misma la fe en Cristo que puedan tener los protestantes, no sólo tiene las mismas armas que los ortodoxos, sino que además Dios le ha concedido los más profundos conocimientos teológicos que existen en el mundo acerca del demonio. La Escolástica (y especialísimamente la angelología de Santo Tomás de Aquino) supusieron un despegue en el conocimiento de la naturaleza de los espíritus angélicos absolutamente desconocido para nuestros hermanos separados. Unos hermanos se quedaron anclados en la Biblia, otros se quedaron anclados en los Santos Padres, sólo la Iglesia avanzó en la profundización del conocimiento de ese ser caído.

Crea tu propia página web con Webador