
Un elemento muy útil a la hora de describir en un informe los grados de posesión, es la escala que se presenta a continuación. La escala comenzaría en el grado 0 en el que la persona refiere que le suceden hechos en la vida ordinaria que achaca al demonio, pero al rezar ni el exorcista observa nada, ni la persona dice que siente nada. ¿Sufre algo de naturaleza demoníaca esa persona o no? El exorcista tiene que decirle que no aprecia signos de ninguna influencia extraordinaria. Ése sería el grado 0, de allí pasaríamos a los distintos grados de influencia para ir llegando poco a poco a los distintos grados de posesión. La gradacion que aparece en esta escala se basa sólo en las reacciones que el exorcista observa en la persona cuando ora por ella. Se trata por tanto una escala basada en la reacción, dado que lo invisible no se puede observar.
Los grados de la escala SD son los siguientes:
- Influencia externa: La persona cuando se reza por ella siente que le tocan, o escalofríos, o presencias. Pero nada dentro de su cuerpo.
- Influencia interna: La persona siente en su interior opresión (frecuentemente en el pecho o en la cabeza), o nota que se mueve algo, o dolor en un miembro determinado. Es decir, la persona, cuando el sacerdote ora por ella, nota algo dentro de su cuerpo. Porque lo nota dentro, por eso decimos que la influencia es interna.
- Se le mueven sólo los párpados, de arriba abajo, con rapidez. Si el sacerdote le levanta con cuidado los párpados, observa que los ojos o están en su posición normal o si están vueltos hacia arriba o hacia abajo, al momento vuelven a la posición normal en cuanto el sacerdote le ha levantado el párpado. La persona está consciente.
- Cuando levanta los párpados observa que los ojos están en blanco bajo los párpados. Sin que al levantar el párpado, la pupila vuelva a colocarse en su sitio. La persona aun teniendo los ojos en blanco, está consciente.
- Cuando se presentan los signos descritos en el grado 4, pero se añade el que está inconsciente. El exorcista le habla, pero no responde y al acabar la oración no recuerda nada.
- Se mueven ligeramente las manos, la cabeza o alguna parte del cuerpo. Se produce como un temblor involuntario de esos miembros.
- La persona grita, gime o solloza, pero no habla. A veces se agita en silencio pero sin que haya necesidad de sujetarla.
- La persona habla en trance. El espíritu puede agitar a la persona en algunos momentos.
- La persona se agita fuertemente. Si son demonios mudos, pueden estar en silencio, pero el cuerpo se mueve con violencia.
- La persona grita con todas sus fuerzas, aúlla, hay que sujetarla entre varias personas.
Esta escala se ha elaborado tras examinar a centenares de personas en distintos países del mundo. Los grados de transición entre la influencia y la posesión son siempre los mismo sea cual sea el país o la religión de la persona examinada. Hay que advertir también que la posesión se daría a partir del grado 8. La posesión se da sólo cuando el espíritu puede mover a voluntad ese cuerpo. Adviértase también que durante un proceso de exorcismo, una persona puede pasar de un grado a otro a lo largo de las distintas sesiones. Avanzando hacia arriba en la escala, o por el contrario ir bajando poco a poco en la escala confirme avanzan los días. Asimismo, uno puede ser el grado que se observa al hacer el informe ante e obispo, y otro grado el que se manifieste durante el exorcismo. Téngase en cuenta que una posesión del grado 8 puede acabar mucho antes, con muchas menos sesiones, que una posesión del grado 10. Incluso personas sufriendo un grado de influencia 6 pueden necesitar de un proceso mucho más largo de oración, que una persona del grado 10. Por si es de alguna utilidad, añadimos un esquema sencillo de los grados de tentación, ya que a los exorcistas les llegan muchos casos de personas muy tentadas:
- tentación normal
- tentación muy insistente
- tentación obsesiva
- noche del espíritu
El sacerdote puede orar a Dios para que Él aleje al demonio de una persona muy atribulada por la tentación. También por su poder sacerdotal, puede ordenar a un demonio que se aleje de alguien al que está tentando. Ciertamente esa orden tiene una autoridad sacramental que produce un efecto. Lo cual no significa que más adelante, ese demonio pueda volver a acercarse a esa persona para tentarla. En la noche del espíritu, la persona sufre una verdadera agonía en su alma. El sacerdote puede prestarse a hacer este tipo de oraciones a Dios para que aleje a un demonio, o dar órdenes al demonio para que se aleje, aunque el alma, en definitiva, tendrá que sufrir esa prueba para su purificación.
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