
Juan Bautista María Vianney (Dardilly, 8 de mayo de 1786 - +Ars-sur-Formans, 4 de agosto de 1859), conocido como el Santo Cura de Ars, fue un presbítero francés.
Sus padres eran agricultores y lo orientaron desde muy joven a trabajar en el campo, tanto fue así que Juan llegó a los 17 años siendo aun analfabeto. Sin embargo, gracias a las enseñanzas religiosas de su madre, aprendió muchas oraciones de memoria y vivió un fuerte sentido religioso.
Mientras el terror, la violencia y la furia de la Revolución soplaba por toda Francia, Juan tuvo la fortuna de recibir el Sacramento de la Reconciliación no en la iglesia sino en su casa, gracias a un sacerdote que no había abdicado a los revolucionarios.
Lo mismo sucedió con su Primera Comunión: la recibió en un granero durante una misa "clandestina".
A los 17 años, Juan sintió la llamada al sacerdocio:
"Si fuera sacerdote, querría ganar muchas almas", dijo.
Pero el camino no era fácil, dada su escasísima formación intelectual y cultural. Sólo gracias a la ayuda de sabios sacerdotes, entre ellos el abad Balley, párroco de Écully, logró ser ordenado sacerdote el 13 de agosto de 1815, a la edad de 29 años.
Tres años más tarde, en 1818, fue enviado a Ars, un pequeño pueblo del sudeste de Francia, habitado por unas 230 personas.
Allí dedicó todas sus energías al cuidado de los fieles: fundó el Instituto "Providencia" para acoger a los huérfanos y visitar a los enfermos y a las familias más pobres. Restauró la iglesia y organizó las fiestas patronales.
Pero fue en el Sacramento de la Reconciliación donde se expresó mejor la misión del Cura de Ars: siempre disponible para la escucha y el perdón.
Administrador del sacramento de la penitencia a razón de más de diez horas diarias, llegó a hacerlo entre dieciséis y dieciocho horas por día durante trece años de los cuarenta como párroco de Ars, desde 1830 hasta que enfermó en 1843.
Cada día, una multitud de penitentes de todas partes de Francia se confesaban con él, tanto que Ars fue rebautizado como "el gran hospital de las almas". El mismo Vianney hacía largas vigilias y ayunos para ayudar a expiar los pecados de los fieles:
"Te diré cuál es mi receta", explicó a un cofrade, "doy a los fieles que se confiesan solo una pequeña penitencia y el resto de la penitencia la suplo yo en su lugar".
Durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia.
Consagrado enteramente a Dios y a sus feligreses, murió el 4 de agosto de 1859, a la edad de 73 años.
Sus restos descansan en Ars, en el Santuario a él dedicado, que acoge 450.000 peregrinos cada año.
Fue beatificado en 1905 por Pío X, y canonizado en 1925 por Pío XI, quien en 1929 lo proclamó "Patrón de todos los párrocos del mundo".
En 1959, en el centenario de su muerte, San Juan XXIII le dedicó la Encíclica "Sacerdotii Nostri Primordia", proponiéndolo como modelo para los sacerdotes, mientras que en 2009, con motivo del 150º aniversario de su muerte, Benedicto XVI convocó un "Año Sacerdotal" en la Iglesia universal para ayudar a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, y para que su testimonio de fidelidad al Evangelio en el mundo de hoy fuera más incisivo y creíble.
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