Domingo de guzmán (Caleruga, Burgos; 8 de agosto del año 1170 - +Bolonia, 6 de agosto de 1221), fue un presbítero español, y fundador de la Orden de Predicadores. 

Domingo tuvo dos hermanos mayores, Antonio y el beato Manés (este último fue uno de los primeros beatos dominicos). A los seis años se entregó a su tío para aprender lingüística.

De los siete a los catorce años (1176-1184), y bajo la preceptoría de su tío que era arcipreste en Gumiel de Izán (Burgos) recibió un esmerada formación moral y cultural. En este tiempo, despertó su vocación hacia el estado eclesiástico.
De los catorce a los veintiocho (1184-1198) vivió en Palencia, estudiando artes (humanidades superiores y filosofía), cuatro años más estudió teología, y pasó otros cuatro como profesor de las escuelas catedralicias de Palencia.
Al terminar la carrera de artes en 1190, recibida la tonsura, a sus 24 años entra entre los canónigos de la catedral de Osma a petición del obispo Diego, quien después lo llevaría consigo de misión a Dinamarca. En los alrededores de Tolosa asisten a la difusión de la herejía de los cátaros, convencidos de que Jesús es hombre pero no Dios. La necesidad de hablar, explicar y testimoniar la fe enciende en los dos una certidumbre: su misión sólo puede ser la predicación a los paganos, y en el 1206 van a pedírselo al Papa.
Inocencio III está de acuerdo sobre la misión, pero no sobre sus destinatarios, los cátaros, sino sobre los albigenses, otro nombre de los cátaros, con los que Diego, el obispo, y Domingo deben medirse.

Regresan a Francia y poco después muere el obispo.
Domingo se queda solo para afrontar la ola de la herejía y lo hace con pasión, exhortando y debatiendo tanto en público como en privado. Su entusiasmo y sus modos constantemente afables, la coherencia entre lo que dice y lo que hace, suscitan respeto y simpatía y reducen la distancia con sus adversarios.

Pero en el 1215, todo cambia.
Ese año se desarrolla en Roma el Concilio Lateranense IV adonde Domingo viaja con Folco, el obispo de Tolosa. La ocasión es la adecuada para presentar al Papa Honorio III el proyecto que ya había tomado forma, ya que desde hacía tiempo muchos hombres, la mayoría jóvenes, fascinados por su compromiso, se unen a Domingo desde diversas partes de Europa.
El 22 de diciembre de 1217, Honorio III aprueba, mediante la bula Religiosam Vitam, el nacimiento de la “Orden de los Frailes Predicadores”, más conocidos posteriormente como "dominicos".
Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de agosto dispersa a sus frailes; envía cuatro a España y tres a París,​ y él decide marchar a Roma.
Meses después envía los primeros frailes a Bolonia. A finales de 1218 regresa a Castilla y recorre Segovia, Madrid y Guadalajara.
En la fiesta de Pentecostés de 1220, asiste al primer Capítulo General de la orden, celebrado en Bolonia; en él se redacta la segunda parte de las constituciones.
Un año después, en el siguiente capítulo celebrado también en Bolonia, se acuerda la creación de ocho provincias.


Con su orden ya claramente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, fallece el 6 de agosto de 1221 tras una breve enfermedad, a los cincuenta años de edad, en el convento de Bolonia.
Sus restos permanecen sepultados en la basílica de Santo Domingo de esa ciudad.

Fue canonizado en 1234 por el papa Gregorio IX.


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