
De nombre secular Isabel Flores de Oliva, Santa Rosa de Lima (Lima, 20 de abril de 1586 - +Lima, 24 de agosto de 1617), fue una terciaria dominica y mística religiosa.
Hija del Español Gaspar Flores, arcabucero natural de Baños de Montemayor, Cáceres (España) y de María de Oliva y Herrera, hilandera y costurera, natural de Huánuco (Perú) era la cuarta hija de doce hermanos.
Fue bautizada, según su documento de registro, el 25 de mayo de 1586, en la Parroquia de San Sebastián, en su ciudad natal.
A los tres meses de edad una criada afirmó haber visto su rostro transformarse en una rosa, y desde entonces fue llamada Rosa por su madre.
A temprana edad, y emulando a la terciaria dominica santa Catalina de Siena, empezó a ayunar tres veces por semana y a realizar severas penitencias en secreto.
A los doce años se mudó con su familia hacia Quives, un pueblo a sesenta kilómetros de Lima. Es aquí donde recibió la confirmación de manos de Toribio de Mogrovejo. fue también en Quives donde, al parecer, empezó con sus mortificaciones por las que terminó contrayendo un reuma muy fuerte, con consecuencias dolorosas para su recuperación.
Regresó a Lima con su familia siendo ya una joven. Debido a problemas económicos de la familia, trabajaba el día entero en el huerto y bordaba para diferentes familias de la ciudad para ayudar al sostenimiento de su hogar. Bajo esas condiciones precarias, también veía a su alrededor la pobreza de los indios.
Cuando empezó a ser admirada por su belleza, Rosa cortó su cabello y se echó pimienta a la cara; rechazó a todos sus pretendientes, a pesar de la oposición de amigos y familiares.
Pasaba varias horas al día observando el Sagrado Sacramento, el cual recibía a diario —algo extremadamente raro en aquella época—.
Finalmente, después de diez años, hizo voto de virginidad. Ella deseaba convertirse en monja, pero su padre se lo prohibió, por lo que al cabo de unos años ingresó en la tercera orden de Santo Domingo a imitación de su admirada santa Catalina de Siena.
A partir de entonces se recluyó en la ermita que ella misma construyó en un extremo del huerto de su casa; solo salía para visitar el templo de Nuestra Señora del Rosario y atender las necesidades espirituales de los indígenas de la ciudad. También atendía a muchos enfermos que se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de enfermería en su casa. Se permitía dormir solo dos horas al día, de tal forma que pudiera dedicar más tiempo a la oración. También usaba una pesada corona de plata, con pequeñas espinas en su interior, emulando la corona de espinas de Jesucristo.
Uno de los momentos importantes de su vida es el desposorio místico, ocurrido el Domingo de Ramos de 1617, en la Capilla del Rosario (Templo de Santo Domingo de Lima):
Rosa, al no recibir la palma que debía portar en la procesión, pensó que era un mensaje de Dios por alguna ofensa que ella hubiese realizado. Acongojada se dirigió a la Capilla de imagen del Rosario y orando ante la Virgen, sintió el llamado del Niño Jesús de la imagen, que le dijo: «Rosa de Mi Corazón, yo te quiero por Esposa», a lo que ella respondió: «Aquí tienes Señor a tu humilde esclava».
Ya cerca del final de su vida, cayó gravemente enferma y pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador notable del Gobierno virreinal, y de su esposa María de Uzategui, lugar donde posteriormente se levantaría el Monasterio de Santa Rosa de Lima.
Murió de tuberculosis a los 31 años de edad, en las primeras horas del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma profetizó.
Sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo).
Fue proclamada excelsa patrona de Lima en 1669, del Nuevo Mundo, y de las islas Filipinas en 1670. Además, es patrona de institutos educativos, policiales y armados de Venezuela; de la Policía Nacional de la República del Perú; de la Policía Nacional del Paraguay; y de las Fuerzas Armadas argentinas.
En virtud de la enfermedad que le produjo la muerte, también es la patrona de los tuberculosos.
Añadir comentario
Comentarios