
Bartolomé (Siglo I a.C.; Caná, Israel - +Siglo I; Albanopolis, Albania) fue uno de los apóstoles de Jesús. Su nombre procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo". Es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe. La etimología hebrea de su nombre significa "Dios ha dado".
El apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Bartolomé es la misma persona que Natanael, mencionado en el Evangelio de San Juan, donde nos dice que era de Caná de Galilea. Los Hechos de los Apóstoles mencionan también su presencia en Pentecostés.
Bartolomé era un pescador de Caná que conocía bien Nazaret, que se halla a sólo 8 km, pero no confiaba mucho en sus habitantes: por eso se mostró escéptico cuando su amigo Felipe le habló de Jesús de Nazaret y preguntó con ironía si del pueblo de Nazaret podía salir algo bueno. Felipe no intentó convencerlo con palabras, sino que lo invitó a tener su propio encuentro personal con Jesús. Bartolomé accedió y fue a buscar a Jesús, pero, cuando lo encontró, fue Jesús quien lo sorprendió al decirle que antes de que Felipe lo hubiera llamado, había sido Él quien ya sabía que Bartolomé era "un israelita sincero y sin doblez".
La tradición dice que Bartolomé se fue a predicar la Palabra de Dios en varias regiones orientales, desde Mesopotamia hasta la India, donde Dios acompañaba su predicación con milagros y curaciones prodigiosas.
Después de la ascensión del Señor, predicó el Evangelio en la India, donde fue apresado por Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio, a quien Bartolomé habría convertido al cristianismo.
Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin fieles, habían protestado ante Astiages por la labor evangelizadora de Bartolomé, éste mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos; ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios. Al no morir de ello, fue torturado hasta su muerte y, según qué biógrafo se consulte, se dice que murió crucificado o decapitado, sin descartar que pudiera haber sufrido ambas torturas, una tras otra.
Algunas de sus reliquias reposan en la iglesia de San Bartolomé en la Isla Tiberina de la ciudad de Roma.
Algunas partes del cráneo son veneradas en la Colegiata de Fráncfort del Meno, Alemania.
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