
Esposo de la Virgen María, y madre de Jesús. Descendiente de David, José era el padre putativo de Jesús, a cuyo nacimiento asistió en Belén.
José se casó con María, pero, antes de que cohabitasen, supo que María había concebido un hijo. San José, «como era realmente bueno y no quería denunciarla, determinó repudiarla en secreto» (Mateo 1:19). Sin embargo, un ángel se le apareció en sueños y le reveló que el hijo que María tenía en su seno había sido concebido por obra del Espíritu Santo.
Tras el nacimiento de Jesús en Belén, José, avisado de nuevo por un ángel, tomó a Jesús y a María, y los condujo a Egipto para huir de la furia del rey de Judea, Herodes el Grande. A la muerte de éste, y después de una nueva revelación de un ángel, volvió a su país; pero, por temor al sucesor de Herodes no se estableció en Belén con su familia, sino en Nazaret de Galilea. Allí fue donde José ejercería su oficio de carpintero.
Los evangelios citan por última vez a San José en el evangelio de Lucas, en el que Jesús se pierde durante una visita a Jerusalén, y es hallado por sus padres en el templo, discutiendo con los doctores de la ley. Nada cierto se sabe acerca de su muerte, aunque por la narración que de él hacen ( o mejor dicho, no hacen) los evangelios, parece probable que falleciese antes de que Jesús iniciara su vida pública.
Dentro del cristianismo, San José encarna las virtudes de la honestidad, el amor al trabajo y la fe inquebrantable en Dios. Los hechos relativos a la vida de San José aparecen en los Evangelios canónicos, sobre todo en los de Mateo y Lucas.
Su culto, iniciado probablemente en las primeras comunidades cristianas de Egipto, se extendió en Oriente antes del siglo V, no llegó a Occidente hasta la Edad Media por medio de los servitas, una orden mendicante que en el siglo XIV comenzaron a festejar el 19 de marzo como la fecha de la muerte de San José. Esta devoción al padre putativo de Jesús se impulsaría posteriormente en figuras relevantes como el papa Sixto IV y la mística española Santa Teresa de Jesús, o de Ávila.
En 1870 fue proclamado patrón de la Iglesia universal; y en 1955 se instituyó la fiesta como "San José Obrero" el 1 de mayo. Es también patrono de los carpinteros y de los moribundos.
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