
Una de las preguntas que más me formulan de muchos lugares del mundo es qué hay que hacer si un obispo no quiere ni oír hablar de este tema. Pues en esos casos hay que hacer tres cosas:
-orar porque Dios abra los ojos al obispo
-someterse a su autoridad
-oraciones privadas por el supuesto poseso
Si oramos por un posesos, por qué no vamos a orar porque Dios abra los ojos al prelado sobre este punto concreto en que puede haber un obstáculo interior personal o teológico. Hay gente que está dispuesta a emplear las horas que haga falta porque un posesos sea liberado, pero no esa misma gente no suele ser tan proclive a usar tiempo en la oración para que se comience este ministerio en una diócesis. Los comienzos siempre suelen ser problemáticos por las personales concepciones que cada sacerdote tiene del tema.
Después de orar por la jerarquía, hay que someterse a su autoridad. El momento de Dios llegará. A veces llega meses después, a veces tras años. Mientras tanto se puede llamar a la puerta de otra diócesis.
Mientras no se logra nada ni en la propia diócesis, ni en otra, a veces pasa mucho tiempo. Así que un grupo de laicos pueden reunirse a rezar oraciones privadas estando presente el poseso. Se puede rezar el rosario, leer la Biblia, incluso pedir a Dios en voz alta que ayude a la persona en lo que Él vea que ella esté necesitada. Haciendo esto, la hora de Dios llegará, sin duda.
Sea dicho de paso, el que un obispo consciente y deliberadamente niegue el exorcismo a un fiel que lo necesita es una omisión que supone pecado mortal natura sua. Negar este derecho es una acción malvada, pues es una acción muy grave que se toma fríamente y no por debilidad. Y aunque ese obispo haya construido muchas parroquias, levantado seminarios y se haya desgañitado predicando miles de horas, su malvada acción le estará esperando hasta el día del juicio. Y aquel día, Cristo le dirá: “yo estaba en ese poseso”.
Y aunque ese prelado confundido responda que ha levantado muchos tempos, predicado en muchos lugares y gobernado grandes archidiócesis. Cristo le podrá responder con toda justicia que esas cosas se pueden hacer para la propia gloria.
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