Sin duda, ¿por qué no podría ser perdonado? Podría hacer una intensa penitencia de millones de años para purificarse de su mal. Dios lo puede perdonar todo. No hay pecado que no pueda perdonar. No hay pecado que no pueda perdonar. El problema de la condenación es un problema de la voluntad. La condenación es eterna porque la voluntad ya se ha determinado de forma eterna. Por eso habla el Redentor de un pecado entre todos los pecados que no se puede perdonar. Y una vez que eso sucede ya no hay marcha atrás. Y es absolutamente imposible esa marcha atrás porque Dios después de muchos intentos ya no sigue enviando más gracias para evitar que siga endureciéndose más y más en el mal. Si le siguiera enviando esas gracias, ellas le producirían un remordimiento. Y cada vez que se resiste un remordimiento (un remordimiento adecuado a la medida del endurecimiento que se ha de superar) se desciende otro grado en el camino del mal. Por eso Dios cuando ya pierde la esperanza sobre el destino eterno de alguien, no sigue enviando más gracias. Para evitar que siga descendiendo más y más en la escala de ese abismo.

         De manera que se puede aseverar con toda verdad que nada impide el arrepentimiento de cualquier demonio, por malo que sea, salvo su propia voluntad. Pero también es cierto que nunca, jamás, por ninguna razón, ningún demonio ni alma condenada se arrepentirá. Pues sin gracia es imposible el más pequeño arrepentimiento. Y ellos no recibirán esa gracia pues ya han tomado su decisión. Como se ve el círculo se cierra, se cierra alrededor del infierno que es cada espíritu maldito por la eternidad.


Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios

Crea tu propia página web con Webador