
Exorcismo es el rio por el que se ordena al demonio salir del cuerpo de un poseso.
La esencia del exorcismo es la conjuración, es decir, la orden dada al demonio en el nombre de Jesús para que abandone ese cuerpo.
El rito eclesiástico del exorcismo contiene muchos ritos menores (la letanía de los santos, liturgia de la Palabra, etc.), pero su verdadera esencia es la conjuración del demonio.
Las oraciones dirigidas a Dios son deprecativas, es decir, se le suplica. Mientras que al demonio nunca se le pide nada, sino que se le conjura, esto es, se le ordena. Y se le ordena por el poder sacerdotal o por e poder inherente en el mismo nombre de nuestro Redentor.
Si en un exorcismo no hubiera conjuración, no habría verdadero exorcismo. El rasgo definitorio y específico del exorcismo es la conjuración. De hecho, la palabra griega exorkizein significa justamente eso conjurar. Pongo a continuación dos ejemplos tomados del Ritual de Exorcismos de 1998.
Fórmula de oración deprecativa a Dios:
Dios, creador y defensor del género humano, vuelve tus ojos sobre este siervo tuyo [nombre del poseso] al que formaste a tu imagen y al que llamas a tu amistad.
El viejo adversario lo atormenta cruelmente, lo oprime con áspera fuerza, lo turba con fiero terror.
Envía sobre él a tu Espíritu Santo que lo fortalezca en las tristezas, que le enseñe a suplicar en la tribulación y que lo custodie con su poderosa protección.
Escucha, Padre Santo el gemido de la Iglesia que te suplica. No permitas que tu hijo sea poseído por el Padre de la mentira. No permitas que tu siervo al que tu Hijo redimió con su sangre, sea retenido en la cautividad del Diablo. No permitas que el templo del Espíritu Santo sea habitado por un espíritu inmundo.
Escucha, Dios misericordioso, las súplicas de la dichosa Virgen María, el Hijo de la cual muriendo en la Cruz quebrantó la cabeza de la Serpiente Antigua y confió a todos los hombres como hijos a Ella, como madre.
Que brille en este siervo la luz de la verdad, que entre en él el gozo de la paz, que le posea el Espíritu de santidad y que morando en él le torne sereno y puro.
Fórmula de conjuración al demonio:
Te conjuro, Satán, enemigo de la salvación humana, a que reconozcas la justicia y bondad de Dios Padre, el cual con justo juicio condenó tu soberbia y envidia.
Apártate de este siervo [Nombre del poseso] al que el Señor hizo a su imagen, al que embelleció con sus dones y al que adoptó como hijo de misericordia.
Te conjuro, Satán, Príncipe de este mundo, a que reconozcas el poder y fuerza de Jesucristo. El cual te venció en el desierto, te derrotó en el huerto, te despojó en la Cruz, y resucitando del sepulcro llevó consigo tus trofeos al Reino de la Luz.
Retrocede de esta criatura [Nombre del poseso] a la que naciendo la hizo hermano suyo y muriendo la adquirió con su sangre.
Te conjuro, Satán, seductor del género humano a que reconozcas al Espíritu de verdad y gracia. El cual repelió tus insidias y confundió tus mentiras.
Sal de esta criatura de Dios [Nombre del poseso] a la que Él selló con el sello celestial. Retrocede de este hombre al que con la unción espiritual Dios lo hizo templo sagrado.
Retrocede pues, Satán, en el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +. Retrocede por la fe y la oración de la Iglesia. Retrocede por el signo de la santa cruz de Nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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